El fin de las cajas
Los banqueros culpan a las Cajas de ser un obstáculo para el desarrollo económico, consiguiendo su rápida reestructuración. El gobernador del Banco de España finalizará el próximo año su mandato con la reforma del sistema financiero, lo que ha provocado la entrada de capital privado en las Cajas.
No creo que la solución sea “bancarizarlas”, porque estoy convencido de que el modelo que ha fallado no ha sido el de gestión, sino el de supervisión, precisamente una responsabilidad del Banco de España. En este país se han dado hipotecas por encima del 80 y del 100% del valor de tasación, y el supervisor no dijo nada. Alguna recomendación, pero ninguna imposición regulatoria. Ahora se está comprobando que la autorización de un préstamo hipotecario por encima del 80% del valor de tasación supone sextuplicar la morosidad con respecto a uno otorgado al 50%. Y por encima del 100%, diez veces más. La Circular del Banco de España 3/2010 establece nuevos principios de gestión de riesgos, aportando criterios de autorización de préstamos, con normas sobre “capacidad de pago del prestatario” o “plan de pagos realista”. En 2010, cuando no se dan préstamos, emitieron esa Circular de apenas 18 páginas, y no al principio de la formación de la burbuja inmobiliaria en nuestro país, engordada gracias a una política de riesgos laxa. Eso sí, los beneficios de la crisis se individualizan y sus pérdidas se colectivizan, con unos damnificados muy precisos: los territorios más desfavorecidos, las personas más vulnerables y los proyectos empresariales de menor tamaño. Es decir, los clientes naturales de las Cajas.
Tomás Boyano es economista