El fin de la Obra Social
Empiezo recordando algo que se ha olvidado: la vertiente principal de las Cajas de Ahorros es la actividad social, pilar sobre el que se fundamenta la Obra Social, y que se nutre de la actividad financiera de las entidades. Sigo, analizando la serie histórica del PIB, y constato que los períodos donde su tasa interanual es negativa, donde se contrae la economía, se concentra en los intervalos 1974-75, 1978-79, 1992-1994 y en 2008-2010.
Cojo la memoria de Responsabilidad Social de las Cajas y relaciono esos períodos con los recursos destinados a la Obra Social desde 1947, en euros actualizados a 2010. Y compruebo que en el primero cae un 14%, en el segundo se reduce en un 2%, en el tercero aumenta un 31%, y en el que marca el inicio de la crisis actual, los recursos dedicados a la Obra Social se reducen en un 29%. Es decir ni las dos crisis del petróleo que supusieron el fin de los crecimientos de los años 60, o la salida de los fastos de la Expo, tuvieron tanto impacto en los fondos destinados a la Obra Social como la intensidad del actual período de depresión. Y es obvio que en 2011 la reducción de recursos habrá sido mucho más severa, dadas las pérdidas en las que han incurrido las Cajas. La recomendación del Banco de España, el supervisor del sistema financiero encargado de velar por la política de riesgos de las entidades, incluyendo las intervenidas, es que la dotación de provisiones por pérdidas se haga contra los fondos destinados a la Obra Social. Esta dura depresión se va a colectivizar entre más ciudadanos que en los anteriores períodos de crisis, y de manera más intensa. Y no contaremos con la Obra Social.
Tomás Boyano es economista