El fascismo libertario
Francisco José Peinado Rodríguez/Desde Jaén. Unos se esconden detrás de una máscara de progreso; otros tras la recortada de “Anonymus”. Exigen libertades, gritan derechos, aplican su Ley, la de sus intereses, de la forma más pura y recalcitrante.
Y, mientras, pisotean la justicia de los demás. Algunos actúan de forma impune, amparados en democracias unilaterales (esas de mis derechos son tus obligaciones), y son secuestradores de la facultad de actuar, esto es, cogen como rehén tu libertad, tus principios, tus posibles formas de vivir conforme a la ley, y se la pasan por el Sol. Solo reclaman de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado si se ven coaccionados, pero los odian como forma natural de sentir. Pasean su clasista memoria histórica como si les importara un bledo alguno de sus familiares, cuando no se hablan con los vivos, quieren vendetta de los muertos. Y nos presionan, nos machacan, nos hacen dar rodeos en la calle, nos hacen perder el sueño en la cama. Nuestro amigo y paisano Santi Rodríguez, ese tío “salao” que no le puede caer mal a nadie, lo acaba de vivir en sus carnes; la vorágine de las redes sociales se lo ha devorado, representada por la cobardía del anonimato de un teclado, en forma de un comentario (para eso somos libres), y con el fondo del fascismo neo liberal más aplastante. Parece que hizo un comentario sobre una imagen católica, que no entendió ni era de su agrado, pero lo hizo con respeto y sin ofender. Porque ha cometido el delito de comentar. Parece que todo lo que no sea un “me gusta”, es digno de ser sacrificado. Le llamaron homófobo, fascista y otras perlas, como que iban a matar a él y su familia con una “recortá”, y que los iban a degollar. Por dar su opinión, por opinar. Por pensar contrario a los de las libertades, a esos que pasean puño en alto dándose golpes en el pecho. Pero, no se dan tan fuerte como para hacerse daño.