El espejismo de los precios del aceite y la unión pendiente
El buen comportamiento de los precios del aceite de oliva, que desde el mes de mayo había remontado los paupérrimos valores en los que se encontraba, podía llevar a engaño a productores y agricultores que pensaran que las causas que originaron la caída en picado del precio se hubieran volatilizado.
Nada más lejos de la realidad, con la llegada del otoño y ya en esta última semana de agosto una mayor oferta de producto rebaja el precio hasta 2,35 euros el litro. Las medidas de urgencia, como las licitaciones realizadas para el almacenamiento privado, surtieron un efecto concreto, pero la capacidad de acción en este sentido está delimitada por la Unión Europea, por más que la Ley del Olivar puede fijar unas bases sólidas para la producción y lo que más interesa al sector pueda acotar las tropelías de la distribución. No obstante, y una vez que la forma de cultivar, organizarse y vender tienen que cambiar radicalmente, el mensaje de futuro sigue siendo el mismo. La concentración de la oferta para poder tener peso específico en las negociaciones de producto, más el largo camino por la calidad que es, quizás, en donde más se ha avanzado en los últimos años, deben ser la guía del olivar en la provincia. El siguiente escalón en la búsqueda de nuevos mercados y la comercialización del producto estrella jiennense, en el que perseveran empresas de la provincia, debe contar con el apoyo promocional de lo público y que su ejemplo sirva de acicate para un sector que durante demasiado tiempo fue incapaz de salirse de un camino surcado y sin riesgo, pero que ya no lleva a ninguna parte. Mensajes como el de la consejera de Agricultura en el que afirma que no se obtendrán más ayudas de la Junta para la creación de nuevas cooperativas o almazaras aclaran que a la directriz política instando a un cambio de escenario propiciado por el olivar se le añade también un cambio en lo público.