El eslabón de la Justicia más cercano al ciudadano
Pepi Galera
Son el primer eslabón de la larga cadena que es la Justicia. Trabajan en los municipios más pequeños, pero, sin embargo, su función e, incluso, en muchas ocasiones, su existencia es bastante desconocida. A los jueces de paz no les viene su nombre de la nada. Aunque pueda sonar redundante, su trabajo principal es poner paz entre las discusiones de los vecinos. Pero no sólo hacen esto. Su figura es todavía hoy muy desconocida; llevan a cabo labores de gestión del Registro Civil e, incluso, celebran juicios de faltas. Así, el juez de paz es el órgano jurisdiccional que suele estar personalizado en un individuo particular, de un municipio donde no hay juzgado de primera instancia. En la provincia de Jaén, donde hay diez partidos judiciales, hay 87 juzgados de paz. Generalmente, la figura del juez de paz suele ser elegida por la mayoría del plano del municipio y todos los vecinos censados o residentes allí pueden optar a tal cargo, siempre que sean mayores de edad. De esta forma, los jueces de paz no pertenecen a la carrera judicial y son nombrados por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía a propuesta del Ayuntamiento correspondiente que lo elige.

Son el primer eslabón de la larga cadena que es la Justicia. Trabajan en los municipios más pequeños, pero, sin embargo, su función e, incluso, en muchas ocasiones, su existencia es bastante desconocida. A los jueces de paz no les viene su nombre de la nada. Aunque pueda sonar redundante, su trabajo principal es poner paz entre las discusiones de los vecinos. Pero no sólo hacen esto. Su figura es todavía hoy muy desconocida; llevan a cabo labores de gestión del Registro Civil e, incluso, celebran juicios de faltas. Así, el juez de paz es el órgano jurisdiccional que suele estar personalizado en un individuo particular, de un municipio donde no hay juzgado de primera instancia. En la provincia de Jaén, donde hay diez partidos judiciales, hay 87 juzgados de paz. Generalmente, la figura del juez de paz suele ser elegida por la mayoría del plano del municipio y todos los vecinos censados o residentes allí pueden optar a tal cargo, siempre que sean mayores de edad. De esta forma, los jueces de paz no pertenecen a la carrera judicial y son nombrados por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía a propuesta del Ayuntamiento correspondiente que lo elige.
Lo curioso de la labor que lidera el juez de paz es que, generalmente es el mediador entre discusiones familiares o entre deudas de poca cantidad, menos de 90 euros. Las escenas más cotidianas del pueblo, así como discusiones entre vecinos o hermanos, suelen ser en muchas ocasiones gestionadas por la figura del juez de paz. Es curioso que, frecuentemente, en la provincia de Jaén, las disputas en las que interviene esta figura, vengan por problemas en las lindes de las parcelas. Además de estos actos de conciliación, el mayor grueso de trabajo viene de las acciones administrativas que tienen a su cargo: los cambios en el Registro Civil y la entrega de las notificaciones judiciales. Aquí es dónde los jueces de paz encuentran sus mayores problemas: la sobrecarga de trabajo. La razón que aducen algunos de ellos es que atiende a más personas de las que se supone que tienen a su cargo —los habitantes censados—, lo que incrementa el volumen de trabajo. Otra de sus competencias, la más reciente, es la celebración de juicios de faltas leves a través de los que pueden dictar sentencias con pequeñas multas económicas. No todos se sienten lo suficientemente preparados o cómodos en este aspecto. Quizá por esta razón, en la última asamblea celebrada, tuvieron la oportunidad de asistir como público a verdaderos juicios como estos, para ver de cerca cómo se desarrollan.
Los números hablan también de la importancia de esta institución. Si se tienen en cuenta las estadísticas, los 87 juzgados de paz resolvieron, en el año 2008, el último con datos cerrados del Instituto Nacional de Estadística, 17.411 asuntos civiles de los 17.598 que recibieron. De estos, la mayor parte, 15.953, fueron exhortos —comunicaciones entre jueces—, seguidos por los actos de conciliación, 424. En el caso de los asuntos penales, el alto porcentaje es muy parecido. De los 20.417 ingresados, resolvieron 20.285. De estos, 17.102 fueron exhortos y 401 fueron juicios penales.
Históricamente, el juez de pan es una figura que nace en 1885, cuando fue incluida en el ordenamiento jurídico español, pero no fue hasta dos años después, en 1887, cuando se nombraron los primeros jueces de paz. Pero estos, además del nombre, poco tienen que ver con los actuales. Por ejemplo, hasta hace dos décadas, cada juez de paz no recibía retribución alguna por desempeñar estas funciones. Juan Antonio Parra, juez de paz de Guarromán desde hace 18 años, fue uno en los primeros en tener una retribución. Pero, ¿cuánto cobra un juez de paz? Las comunidades autónomas que tienen las transferidas las competencias en Justicia son las que fijan este “sueldo”. En el caso de Andalucía, como explica Gema Blanca, jueza de paz de Torredelcampo, se hace según el tamaño de los municipios. Así, estas retribuciones oscilan entre los mil y cuatro mil euros anuales.
Cada juez de paz destaca la importancia del papel del secretario a la hora de desenvolverse en sus funciones. La mayoría de los municipios sólo cuentan con una persona, sin contar el propio juez, para tareas administrativas tales como la entrega de notificaciones y cambios en el registro civil. Dependiendo del número de habitantes, el secretario será nombrado por el pleno municipal, en el caso de los más pequeño, o será un funcionario adscrito a Justicia. En el año 2003, cuando el Defensor del Pueblo Andaluz, publicó un detallado informe sobre el estado de estas sedes judiciales decía que más del 80 por ciento estaban atendidas por una sola persona. Este informe no dejaba “títere con cabeza” hace ya siete años. Las principales deficiencias que señalaba en estas instituciones eran el mal estado de conservación de estas dependencias, la pésima accesibilidad y la falta de medios, tales como ordenadores. Por ejemplo, la mitad de todos los juzgados analizados no contaban con ordenador. Poco a poco, según los juzgados consultados por este periódico, se han ido subsanando, aunque no por ello estén ya todas al mismo nivel.
Al mismo tiempo que se van modernizando en infraestructuras, esta institución cambia en cuanto a la formación de su personal y el nombramiento de mujeres como titulares. Hasta hace relativamente poco tiempo, prácticamente todos los jueces de paz de la provincia eran hombres. Ahora, además de las juezas de Torredelcampo y Los Villares, son mujeres las que dirigen otros como el de Bailén, Lahiguera, Lopera y Fuensanta, entre otros municipios.
En definitiva, los jueces de paz son “conciliadores de vecinos”, que, aunque proceden de una institución heredada del pasado, se están modernizando y ejercen una función tan importante como ser el primer escalón de la Justicia, que habla de tú a tú, para agilizar esta institución que camina tan lento.