28 ene 2009 / 23:00 H.
La Feria de Turismo de Madrid es la segunda en importancia del mundo, tras Londres, y ahí hay que estar, primero porque acuden expositores de toda la geografía y, especialmente, porque debemos vendernos entre los propios españoles antes que en otras latitudes. Esa es la apuesta de Jaén y a esa iniciativa continuada de la Diputación Provincial se le suman siempre los agentes comerciales del sector turístico y las empresas señeras, así como ayuntamientos con clara vocación ante el sector terciario. Lejos de criticar el escaparate, Fitur es necesario y a Fitur hay que ir; estar presente es condición inequívoca de nuestra apuesta y aunque se pueden matizar las presencias poco imaginativas, siempre reticentes a lo nuevo e incluso con promoción publicitaria del siglo pasado, no es menos cierto que la bandera de Jaén se visualiza con orgullo en el pabellón de Andalucía. Jaén es abanderada de los nuevos tiempos y nos congratulamos de ello. Tenemos tanto que ganar en este campo del turismo, donde nunca fuimos nada, que cualquier esfuerzo que se haga es bienvenido. Cierto que estamos a años luz del turismo de playa, de igual forma que está en la estratosfera el turismo monumental de otras provincias hermanas como Granada y Córdoba, pero no debemos desalentarnos, que el camino recorrido es el bueno. Incidir en él es de obligado cumplimiento si queremos que lleguen las cifras que todos deseamos para que sea un contrapunto al olivar en el producto interior bruto. Ahora bien, sobran localismos y desuniones, intermediarios que sólo vienen a encarecer el precio final que paga el turista que nos visita y falta, quizá, mayor capacidad de inventarnos a nosotros mismos en temas turísticos específicos para llamar la atención tanto en todo lo que nos une como en todo los que nos distingue en este nuestro maravilloso paraíso interior, la provincia de Jaén.