El erotismo como un vehículo de diversión
Inmaculada Espinilla
Imagínese una playa desierta. De ella emerge Ursula Andress con un biquini más que sugerente. Es una escena de la película “James Bond contra el doctor No” (1962) y ese papel la convirtió en la “sex simbol” de los años sesenta. Fue, y es, un icono del erotismo, que refleja la noción que había sobre la sensualidad. Entonces, se dirigía más al hombre. Sin embargo, el tiempo pasa y la sociedad evoluciona. Nos encontramos en la segunda década del siglo XXI y, en la actualidad, la sexualidad ya no es solo cosa de hombres. Las mujeres se sienten protagonistas y saben lo que quieren. Es más, no solo se dirige a la vida en pareja, sino que el sexo se convierte en un elemento de diversión y socialización.

Imagínese una playa desierta. De ella emerge Ursula Andress con un biquini más que sugerente. Es una escena de la película “James Bond contra el doctor No” (1962) y ese papel la convirtió en la “sex simbol” de los años sesenta. Fue, y es, un icono del erotismo, que refleja la noción que había sobre la sensualidad. Entonces, se dirigía más al hombre. Sin embargo, el tiempo pasa y la sociedad evoluciona. Nos encontramos en la segunda década del siglo XXI y, en la actualidad, la sexualidad ya no es solo cosa de hombres. Las mujeres se sienten protagonistas y saben lo que quieren. Es más, no solo se dirige a la vida en pareja, sino que el sexo se convierte en un elemento de diversión y socialización.
Fiestas eróticas, reuniones de “tuppersex” y striptease son algunos de los elementos que convierten al erotismo en un aspecto más de la vida cotidiana. Hombres y mujeres se acercan a su sexualidad no solo como un juego entre dos cuerpos desnudos, sino que disfrutan utilizando otros accesorios, como cremas y juguetes, y organizando reuniones en las que todo vale siempre que no se sobrepasen las fronteras que marca el respeto.
De esto sabe mucho Nines (prefiere salvaguardar su identidad), responsable de la empresa Nines Events Espectáculos. Desde hace cuatro años, se dedica a hacer a realidad los deseos de sus clientes. En su cartera de servicios no entra la prostitución, la industria del sexo, sino que su negocio se acerca al ámbito más lúdico del erotismo. Además de organizar concentraciones moteras y fiestas temáticas, su propuesta alcanza otro tipo de actividades, como las despedidas de solteros, los shows eróticos y fiestas con unas características algo más picantes.
“Cuando comencé no tenía ni idea. Me empecé a mover y a conocer a gogós, strippers, dj’s, etcétera. Es un sector complicado. El mundo de la noche es de los más difíciles y más ahora. Aun así, yo pienso que no ha decaído. Siempre hay gente que sale a tomar copas”, apunta. Su clientela se reparte a partes iguales entre hombres y mujeres. Ambos deciden cómo quieren pasárselo bien y eso es lo que contratan, diversión. Entre los particulares o grupos de amigos, lo más usual es solicitar striptease, aunque también, a veces, piden que les organicen una fiesta erótica, algo más habitual en los locales nocturnos. Ya no existe la tradicional imagen del bombero o el policía que se desnuda, sino que cada uno de los stripper tiene su propio número y vestuario de trabajo, aunque, cómo no, si el cliente pide algo concreto, siempre se intenta contentarlo.
El trabajo de Nines tiene un ritmo vertiginoso. Tanto personas a título privado como locales nocturnos contratan sus servicios. Lo que se “sirve” depende de lo que uno pretenda invertir. “No hay algo que se pida más. Todo depende de los gustos. Normalmente, se cierra un presupuesto y, a partir de ahí, yo me ajusto”, detalla. Así, en el caso de las despedidas de solteros, el precio mínimo oscila entre los 230 y 250 euros, que es lo que cuesta un striptease en un lugar privado. Si es en un local, la cifra puede subir hasta los 280. Solo se incluyen los 20 minutos de baile y estar con los clientes. “A mis trabajadores siempre les digo que tienen que ser sociables. Su trabajo termina cuando uno se marcha. Además, se les exige que tengan un buen cuerpo y ganas de trabajar. Una fiesta no es una fiesta sin animación”, señala Nines, que detalla que por 600 euros, en Jaén, se puede cerrar un local y organizar otro tipo de actividades. “En una ocasión, nos pidieron una serpiente”, recuerda.
Nines asegura que el mundo de la noche no es tan peligroso como muchos afirman. “Yo no he tenido problemas en estos cuatro años. Pienso que puede ser más peligroso para la gente que va a los locales”, apunta.
La profesionalidad es una de sus señas de identidad. La responsable de Nines Events Espectáculos se encarga de todo. Desde las contrataciones de los profesionales hasta llevarlos a donde haga falta. Los acompaña a los sitios, ya sea una casa particular o una discoteca. Prepara el cartel, la publicidad y busca todo lo necesario para que el servicio quede perfecto. Tiene exceso de mimo con todos su trabajadores. Vela por su seguridad y para que se sientan a gusto.
Otro de los aspectos más llamativos es la organización de espectáculos eróticos. En este punto, Nines anuncia, que, entre marzo y abril, Jaén tendrá la oportunidad de contar en “exclusiva para Jaén y provincia” con una Fiesta Playboy, que se celebrará en colaboración con Aire 21.
Los "tuppersex", la última moda para pasar un buen rato en una reunión de amigas
Es la última moda. Grupos de amigas que se juntan para conocer los últimos juguetes sexuales e innovaciones en el mundo del erotismo. Las reuniones “tuppersex” se han convertido en una divertida manera de pasar la tarde. Las risas, el aprendizaje y las confidencias están aseguradas. Aunque, como cualquier cosa en la vida, también tiene su precio. La tienda Sensual Moments —único establecimiento erótico de la capital— ofrece este tipo de servicios. Su propietario, Ramón Martínez, explica que, por lo general, los clientes son chicas, aunque el abanico de edades es muy amplio. En ocasiones, se ha organizado alguna para parejas. La encargada de llevar la maleta —que incluye unos 60 productos— y dar a conocer todos los detalles es Eva Latorre, que permite a Diario JAEN entrar en una de las reuniones de “tuppersex”.Suelen tener una duración de unas dos horas y se dividen en varias partes. La primera es la más suave, ya que se centra en mostrar todos los productos relacionados con la cosmética, entre ellos, cremas de masaje, polvos comestibles, lubricantes o geles con efecto de calor. Aquí, el artículo estrella es la crema orgásmica, que sirve tanto para hombres como para mujeres.
En la segunda parte lo que sale de la maleta son todos los aparatos de juguetería, como vibradores, anillos para los hombres u otros artículos para compartir.
“Las chicas se lo pasan genial. En el tema sexual hemos evolucionado mucho y la mujer sabe lo que quiere y lo pide sin problemas”, comenta Eva Latorre, que detalla que las reuniones de “tuppersex” son de lo más variadas. “En una había hasta tres generaciones de la misma familia. Por lo general, el objetivo es divertirse”, comenta.
Normalmente, para organizar una reunión de “tuppersex” es necesario reunir un grupo grande, como mínimo, de unas diez personas. “Cuantas más personas vayan, mejor se lo pasan”, señala Latorre.
Por lo general, existe un compromiso de compra en cada una de las reuniones y el producto que más se vende es el que está relacionado con la cosmética.