El emblema de la tradición

En Río Chico, nuestro mejores platos son la calidad, la solera y el buen gusto”. Con este lema se presenta el emblemático restaurante de la capital, abierto en 1962. Y si algo lleva por bandera es esa: La defensa a ultranza de la tradición y el saber hacer que los ha hecho tener un sello propio y sobrevivir a lo largo de estas décadas junto a una buena colección de fieles clientes. Ahora celebran, a partir de este viernes y hasta el 8 de diciembre, la vigésima edición de sus Jornadas Gastronómicas.

12 nov 2014 / 11:28 H.

 

Una cita tradicional del otoño que, en esta ocasión, crece una semana más para abarcar el Puente de la Inmaculada. Desde este mismo viernes, 14 de noviembre y hasta el 8 de diciembre, ofrecerán a sus clientes un menú degustación con cinco platos más postre por 28 euros, sin incluir la bebida. Pero antes de que oficialmente empiecen las jornadas anoche se “estrenaron” con un grupo de amigos y clientes que se adelantaron para conocer las propuestas del veinte aniversario. También, en esta cita, conocieron el vino que se presenta con las jornadas, un Murmorón de maceración carbónica, de la cosecha 2013, un caldo de la Denominación de Origen Rioja.

Seis platos forman el menú de las jornadas. Como siempre, son productos tradicionales, los que definen la cocina de este establecimiento, pero a los que, para la ocasión, se les da una vuelta de rosca en su preparación. Utilizan productos de calidad, de temporada, como el níscalo —que sirven en ravioli sobre crema fresca de guisantes y virutas de jamón ibérico— y la carne de caza, en este caso, el jabalí, cocinado en escalopines con puré de castañas y salsa de higos al oporto. La materia prima es también protagonista en otros platos como el kumato, llegado desde la zona de Murcia, tal y como detalla José Carlos Charte, responsable de sala de Río Chico, y que sirven con una espuma de calamar y crujiente de arroz negro y almendra. De la carta habitual, escogen el atún rojo, un producto muy demandado por sus clientes, y lo acompañan con el huevo poché trufado. Y así, hasta seis platos nuevos pero que no pierden las raíces de este negocio familiar, tradicional y con una cocina muy casera.