El Ejecutivo defiende su gestión en la vuelta a casa de Haidar

Llegados a este punto, la principal valoración que hay que poner sobre la mesa es que ha imperado el sentido común y no se ha dejado morir de hambre a Aminatu Haidar. A partir de ese momento, las consideraciones más dispares y las  acusaciones políticas, que hasta hablan de dimisión, son inevitables. Desde Copenhage, el presidente del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha tenido que salir a la palestra en clara defensa del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

    19 dic 2009 / 10:53 H.

    Calificó de absurdos y ridículos  los comentarios que señalan que se ha engañado en cuanto a la expulsión de la activista del país marroquí. Para el jefe del Gobierno se ha actuado con sinceridad y con un gran sentido de la responsabilidad, de forma que las únicas prioridades eran conservar la vida de Haidar y conseguir que regresara a El Aaiún. El trabajo diplomático no ha estado exento de luces y sombras y así ha podido verse en estos treinta y dos largos días de huelga de hambre, con una intensa presión mediática sobre la figura de esta mujer, que tendrá graves secuelas después de todo este tiempo sin alimentarse. Las gestiones al más alto nivel no han dejado de producirse desde un primer momento, en un asunto especialmente complejo en el que nadie debería atribuirse el éxito final. Todo suma, en un esfuerzo considerable en el que no ha habido organismos internacionales que no hayan contribuido de alguna manera. Pese a la satisfacción generalizada, a nadie escapa que no nos encontramos ante el final feliz de una historia, sino en un nuevo capítulo que sólo terminará por completo cuando se normalice la situación política y el grave problema humanitario en el Sáhara Occidental. La lucha por su independencia tiene a partir de ahora en Aminatu Haidar un ejemplo de superación y persistencia que a buen seguro les da fuerza en su camino.