El drama de ser un “sin hogar”

En un puente debajo de la Carretera de Granada, en el mismísimo Recinto Ferial, late una realidad que la Administración pública “se niega a mirar”. Desde hace años, inmigrantes sin papeles, cansados de ir de aquí para allá, sin recursos y con pocas esperanzas de encontrar el trabajo con el que soñaban cuando arriesgaron sus vidas para hacer el “viaje de la muerte” que es cruzar el Estrecho sobreviven en la más absoluta de las precariedades “físicas y psicológicas”. “Viven allí porque, en el Centro de Transeúntes, solo les permiten pasar tres noches como máximo”, recuerdan, desde Poblado Mundo y Cáritas Diocesana, David Moreno y Rafael López Sidro, respectivamente.

14 ago 2014 / 22:00 H.


Debajo del puente, la vida vale muy poco y la posibilidad del desalojo es una constante que —según el director de la organización dependiente de la Iglesia— “no sirve para nada”, pero que, el miércoles por la mañana, dejó a algunos de los 6 inmigrantes que duermen en el túnel sin nada. Según el relato de los afectados, de los que se hace eco Moreno, a las nueve de la mañana, agentes de la Policía Local y trabajadores de FCC se presentaron en el lugar con la orden de desalojo y dispuestos a limpiar. “Otras veces, habían avisado, pero esta no. Se presentaron de golpe y porrazo”, aseguran.
Empezaron a limpiar media hora más tarde, pero no todos los inmigrantes estaban en ese momento en el túnel, bajo de ese techo de cemento que les sirve de hogar, junto a sus escasas pertenencias, su poca ropa o sus medicinas. No lo tuvieron en cuenta, lamenta el responsable de Poblado Mundo, que añade: “Hay chicos que ya no tienen nada”. Y denuncia: “Lo más rastrero que existe es quitarle a una persona pobre lo poco que tiene”. Desde el Ayuntamiento, niegan que la Policía Local se personara sin previo aviso. Sostienen que se les habían enviado varios requerimientos, con dos meses de antelación, y que estas personas abandonaron el túnel de forma voluntaria. Destacan que esta es una vía pública por la que pueden circulan automóviles, aunque no sea lo habitual, y que el desalojo se produce para evitar accidentes. Pero desde las organizaciones no gubernamentales esto es negar el principal problema. “La realidad es que hay un número importante de personas en esta ciudad que están tiradas en la calle y que, a pesar de que la Administración está obligada a atenderlas, mira para otro lado”, denuncia López Sidro. Y remacha Moreno: “Los han dejado más en la calle todavía”.