El drama de los refugiados
Europa se muestra incapaz de ponerse de acuerdo en el drama de los refugiados, una crisis migratoria que ya se califica como un nuevo y terrible holocausto. La espeluznante imagen del cuerpo sin vida del pequeño Aylan en una playa ha sido un aldabonazo a la adormecida conciencia de un continente anestesiado con el goteo permanente de muertes de personas que solo buscan un futuro lejos de la guerra.
La reunión del pasado viernes de los ministros de Asuntos Exteriores europeos apenas sirvió para escenificar el desencuentro y cruzar reproches, de manera que esta semana resulta decisiva para actuar antes de que la crisis vaya a más. No se puede centrar todo el debate en un problema de cuotas, de hasta dónde puede o quiere llegar cada país a la hora de acoger a refugiados, simplemente, porque no es un asunto de pesca o de producción agraria, sino de personas, de familias enteras que sufren y para las que cada día sin respuesta supone dilatar su angustia y sufrimiento. El éxodo es comparable al de la Segunda Guerra Mundial, con el epicentro en la frontera entre Austria y Hungría.
Mientras, en España, particulares y organizaciones no gubernamentales de todo el país se ofrecen para acoger a refugiados, y desde Jaén mismo ya se escuchan voces como la del alcalde de Villatorres (IU), Sebastián López, que tiene previsto llevar la propuesta al próximo pleno, una medida que a buen seguro barajan también otros ayuntamientos jiennenses. La respuesta de la sociedad es solidaria a manos llenas, solo falta que las autoridades sean capaces de canalizar tantas ganas de ayudar y liderar un plan de actuación conjunto, de toda Europa, que dé respuesta al grito de auxilio de millones de refugiados.