El dragón que vive en la tierra del Lagarto

JESÚS VICIOSO HOYO
Tiene China una de las diplomacias más reconocidas cuyo secreto “vox pópuli” es la discreción, y eso que al gigante asiático le cuesta ocultar el gran potencial que supone el ser el la potencia más poblada del mundo.

    18 sep 2011 / 10:52 H.

    Sin embargo, su particular globalización a lo largo y ancho de todo el globo, a contracorriente del resto, no pasa desapercibida en una reflexión profunda. Para muchos analistas internacionales, el futuro habla mandarín, pero lo cierto es que las principales deudas públicas de países como Estados Unidos son ya propiedad de la República Popular de Hu Jintao, comunista de sentimiento pero capitalista de facto. Paulatinamente, sus ciudadanos se han repartido por la esfera terrestre y, por derecho propio, han conseguido en no pocos lugares ser reconocidos, de manera indiscutible, como trabajadores responsables que, con la mejor sonrisa, se llevan parte de la tarta económica. Sobre todo en cuanto a los bazares multiprecio —en enormes almacenes abarrotados de productos de lo más variopinto— y en la restauración, aunque en esta ya había parte de un pie con cierta solera y de buena acepción por parte de los vecinos de las ciudades adonde llegan para quedarse.
    Poco a poco han ido abriéndose hacia los lugares en los que residen y abrazando parte de sus culturas o tradiciones, cuando no por cortesía, sí como estrategia de adaptación, y la provincia jiennense no es una excepción. Son ya más de seiscientos los chinos empadronados en la “tierra del Lagarto” y los establecimientos comerciales regentados por asiáticos se cuentan por decenas en los principales municipios de Jaén.
    La inmensa mayoría de los chinos reconoce públicamente que la ciudad del Santo Reino es un lugar tranquilo en el que se vive a gusto, sin  problemas de ningún tipo y bien acogidos por sus nuevos conciudadanos. Quizá por ello, muchos, como los empresarios locales Xioping Zhang Wu —gerente de Euro China— o Baimin Xu —responsable del restaurante Dong Fang— afirman que, además de un negocio, en Jaén poseen buenos amigos.
    Pero en la provincia también recalan cada vez más niños huérfanos en China que encuentran padres deseosos de ofrecer el cariño de quienes no disponen de un buen regazo. De ahí que la mayoría de las adopciones que se realizan en Jaén provenga del país asiático, en el que hay protocolos exigentes que garantizan la seguridad de los procesos. Y la contraprestación que muchos progenitores ofrecen por recibir la “gracia” de un bebé adoptado es, en muchos casos, el acercamiento a una de las culturas más ricas y con más historia mediante el aprendizaje del complejo idioma o la celebración de fiestas tradicionales.
    La otra cara de la relación entre China y Jaén es la económica. Porque mientras la república asiática abre sus mercados, los jiennenses buscan nuevos lugares en los que ofrecer el oro líquido, precisamente en Asia, donde es un producto más apreciado y cuyos horizontes se abren para explotar la capacidad beneficiosa del fruto del olivo.
    Al final, la mezcla de vidas e intereses no hacen sino enriquecer las relaciones de un mapa con cada vez menos fronteras en el que las personas hablan menos de “diferencias” y más de “experiencias”. Dragones y lagartos con armonía y en un mismo lugar ejemplifican la grandeza del progreso hacia un mundo mejor comunicado y más unido.


    Un idioma que ya está en las aulas de la provincia
    El “han” o chino es la lengua de uso común en el gigante asiático y uno de los cinco idiomas de trabajo de la Organización de las Naciones Unidas, aunque la lengua oficial del país es el “putonghua” o mandarín, que es el dialecto de habla común. Cada vez son más los alumnos de la provincia que estudian este idioma e, incluso, en este curso se han empezado a dar clases extraescolares en algunos colegios de la capital. En la imagen inferior se muestra la transcripción de la palabra “olivo”, que se pronuncia “gân lân”.

    Sabiduría oriental que se forma entre jiennenses
    Jaén, paraíso estudiantil. Cada año, numerosos alumnos asiáticos, especialmente chinos, recalan en las aulas de la provincia para complementar su formación académica, tanto en la Universidad de Jaén como en la sede baezana de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), tanto a lo largo del curso lectivo como en los meses veraniegos.Este hecho demuestra el interés de los orientales por la formación que se ofrece en las instituciones jiennenses, atraídos tanto por la oferta de educación superior como por los diversos atractivos culturales y turísticos que presenta el Santo Reino, sobre todo por la idiosincrasia andaluza.
    La mezcla de contenidos universitarios y la interacción cultural provoca que no sean solo los alumnos chinos los que se benefician de su presencia temporal en los centros superiores, sino que también los propios compañeros jiennenses aprovechan la oportunidad de compartir una experiencia con estudiantes que tienen otras experiencias vitales y académicas. Normalmente, los orientales que eligen Jaén como destino ya tienen intereses previos sobre España, y muchos poseen incluso nociones básicas de castellano, lo que les facilita el intercambio de conocimientos.
    La buena aceptación y predisposición de los universitarios jiennenses y de las instituciones provinciales se refleja en iniciativas como la celebración de fiestas tradicionales del gigante asiático, como son la del Año Nuevo Chino, o la dramatización de escenas propias de la cultura asiática.
    Además, muchos chinos aprovechan su estancia en el Santo Reino para ofrecer clases de mandarín a los jiennenses con ganas de conocer el dialecto del idioma más hablado del mundo con las que se financian parte de su formación universitaria.