El día que el PSOE quiera la capital
Hubo una vez un día, no tan lejano, que los socialistas quisieron ganar en Jaén. Tuvieron el primer alcalde de la democracia (Emilio Arroyo, luego descabalgado por los suyos en imagen y semejanza de José María de la Torre) y cuando todo hacia presagiar un nuevo mandato del triste Sánchez de Alcázar y su impagable correligionario en Urbanismo, al PSOE le dio por hacer política en mayúsculas, en la capital y para la capital, y se acabaron las mayorías absolutas. Luego, el desastre de “bambi” Zapatero y los cuchillos de siempre contra la misma candidata del PSOE, más la portentosa maquinaria conservadora ciudadana hicieron de Fernández de Moya el alcalde más respaldado de nunca jamás. Ni Juan Torres fue alcalde, ni Marcos Gutiérrez, ni ahora Manuel Fernández, y lo ha podido. Nadie lo esperaba, quizá nadie lo quería.

Evidentemente aquella vez relatada, la que aupó a Carmen Peñalver tras un bipartito con esa Izquierda Unida a la que ahora han desamparado los Aguilera, era la excepción que confirma la regla. Vivió, ha vivido, quiere vivir, cómodo orgánicamente con un PSOE capitalino debilitado por ocupar bancada en la oposición y dado que el verdadero poder (y el dinero a espuertas) está en Diputación, con eso bastaba, con eso basta. No de otra forma se entiende la forma en la que se confeccionó la lista al Ayuntamiento, con candidatos a palos y maldiciendo quién los había señalado. O cómo desde el primer día, a primera hora, se daba por seguro que no habría pacto anti-PP, que se ha cocido en cualquier ciudad de España desde la misma noche del 24M hasta horas antes del pleno de constitución de ayer. Y de aquella relajación porque lo que podía ser no gustaba, a las prisas de última hora con la risa floja por lo que te podía caer. Enfrente, un PP debilitado, noqueado, pero engrandecido por la mala praxis de sus contrincantes y sabedor de que Ciudadanos no les iba a dar la espantá (habrá que esperar al pleno de las liberaciones). Ahora, todo son especulaciones con la marcha de Fernández de Moya.
En voz alta
¿Cuándo se va Anguita?
En una tierra normal, con una sociedad tan exigente como la nuestra, quizá menos adormecida y con la política mucho menos clientelar porque te coloca a tus niños, te da a mansalva subsidios y prebendas, el parlamentario andaluz Miguel Ángel García Anguita ya habría dimitido por el clamor de la calle. Aquí lo más que hace su partido contra él es decirle que se vaya de los mítines para la foto de familia. Lo que más sorprende es la tibieza (dejadez) de la oposición; ni saben ni quieren saber de perros de presa (política).
No se puede decir que has colocado “por tus cojones” a medio Ayuntamiento y no irte a tu casa al momento
En voz baja
¿Qué dirá el Supremo?
Nadie quiere hablar del tema; nadie, nadie, nadie. Es tabú, haya elecciones o no haya. Esa espada de Damocles que pesa sobre alguien tan querido (y tan añorado) en esta tierra como Gaspar Zarrías, es una espina clavada en socialismo patrio. No es el caso de Mar Moreno, con círculos mínimos de querencia (así lo ordena Hurtado). El Tribunal Supremo, una vez superadas las municipales, decidirá qué hace con Chaves y Griñán y con los consejeros Viera, Zarrías y Moreno. Es inminente el fallo y se reza con devoción.
Zarrías y Moreno, más Chaves y Griñán, viven pendientes de un juez del Supremo por la causa de los ERE falsos
Muy personal
Jacobo Siruela, editor de libros: “Separarse de la vida es erróneo, pero sí, hay que apartarse del ruido para escuchar las melodías de la propia vida”.
Vivir, vivir, vivir...
Luis Parras, candidato Los Villares: “Dos veces encabecé las listas de mi partido y dos veces hemos perdido. Solo hay un responsable: yo mismo”.
¡Lo deja! ¿Seguirán su claro ejemplo algunas y algunos?
Juan Ortega, alcalde de Torredonjimeno: “Si hoy estoy aquí, pasando uno de los exámenes más difíciles de mi vida, es gracias a mi familia”.
Buena gente para “Torredonjimenov”.
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El primo hermano, sangre de su sangre, ha consumado la mayor traición jamás conocida en el pueblo y comarca