El día de la diada jaenera

Ya mismo empieza la feria. Ese evento reconocido internacionalmente en el que buscamos un remanso de diversión, convivencia entre vinos y bailes junto los nuestros. Y, ese “nuestros” suele englobar una cantidad ingente de personas, que van desde el amigo que hace 10 años que no ves, al que acabas de conocer mientras te ponen la copa bajo los humos de los bomberos (aquí sí gusta el entorno que rodea a esos machotes que normalmente apagan los fuegos, y que ahí los encienden). Yo propongo al Consistorio, que para eso nos gobierna, incluir dentro de los festejos programados, en el papelito y todo, el día de la diada jaenera. Una manifestación en la puerta de la caseta de esos héroes que se sofocan por salvarnos y se desnudan para sofocarnos. Celebrando erróneamente y a conciencia, como hacen por ahí, lo que nos interesa escuchar y las historias que queramos aprender. En nuestro caso, homenaje debido a la coincidencia con la onomástica del Condestable Miguel Lucas de Iranzo. Y podríamos decir que ese hombre nos liberó del yugo de los musulmanes, o incluso de los franceses, en su manía de cortar cabezas.
Cuando en realidad este señor, de origen modesto, fue nombrado por Enrique IV Caballero y miembro del Consejo Real, corregidor y después Condestable. Las envidias cortesanas y excesos de celo acabaron con su vida en nuestra Ilustre Catedral, futuro Patrimonio de la Humanidad, mientras rezaba de rodillas en su Capilla mayor. Su amigo y valedor Enrique IV se desplaza a la ciudad para vengar tal afrenta, colgando a los conspiradores. Pero que en realidad, San Lucas, originalmente feria de ganado y agrícola, se pasa de agosto a octubre debido a una epidemia. ESO es historia, y se la pueden creer ustedes o no, o puedo inventarme una sarta de mentiras que me permitan seguir con mi poder político vendiendo humo de rayas rojigualdas y ensalzando la animadversión del pueblo contra sus “verdugos”. Que mientras hablamos de independencia no lo hacemos de chorizeo o de economía. Y si hay que votar si mañana comemos pollo o ternera, no le preguntaremos al pobre animalito, lo decidiremos nosotros, que para eso tenemos la posesión.

    16 sep 2014 / 18:41 H.