El derecho a decidir
De un tiempo a esta parte, tanto la prensa como los medios de comunicación y en ocasiones incluso cuando se nos interpela oralmente, es habitual encontrarnos con la frase del 'derecho a decidir', circunstancia que nos ha obligado a pensar en el alcance que tiene dicha decisión. Entendemos que el derecho a decidir puede ser individual o colectivo y al mismo tiempo ambos libres o condicionados, es decir; un individuo puede libremente tomar una decisión, como por ejemplo ir a un local a tomar un café, pero está condicionado a que este abierto el local.
De forma colectiva, una comunidad puede tomar una decisión, siempre y cuando no vulnere las decisiones de otros. Además esta comunidad de individuos se debe expresar nombrando a un representante que sea portador de sus decisiones; es decir, “una solución democrática”, lo que ya está inventado a través de las urnas. Y apara eso se realizan las elecciones de los representantes con un periodo de tiempo determinado. Lo que no dicen los abanderados del “derecho a decidir” es si respetan la voluntad de otros ciudadanos que no opinan igual. Los que proclaman el “derecho a decidir”, nos impiden entre otras cosas el que unos ciudadanos puedan deleitarse contemplando una corrida de toros, y que otros no puedan libremente cantar el himno de la Legión. En otras circunstancias podía ser catalogado como formas represivas de cultura popular. Es indudable que hay dos formas de expresar el “derecho a decidir”, los que se manifiestan y los que se quedan en casa, qué en este caso son una mayoría aplastante.
Médico
Fernando Garreta