El coraje y las ganas de vivir de Ramón

Ramón Blanca es un jiennense de 70 años. El pasado 9 de marzo se cayó en la calle Doctor Martínez-Bordiú, en unas obras  de mejora de la accesibilidad. Desde entonces, fue operado de la cadera, asiste a rehabilitación y sólo puede desplazarse con un andador o en silla de ruedas.

    20 abr 2009 / 10:46 H.

    Ramón Blanca es una persona muy conocida en el barrio de Peñamefécit. Sordomudo de nacimiento, ha vivido siempre arropado por la familia, en especial, por dos hermanas que, hasta hace poco, lo alojaban en sus casas de forma alterna. Ahora, sin embargo, está de residencia en residencia y recuperándose de una caída en la que se fracturó en tres partes la cadera. El accidente sucedió, el pasado 9 de marzo, en la calle Doctor Martínez-Bordiú. Allí se realizan, desde hace meses, obras de mejora de la accesibilidad, fruto de un acuerdo entre la Fejidif y el Ayuntamiento. Según la versión de la familia y de varios testigos, Ramón tropezó en un socavón practicado en la acera que estaba sin señalizar. “Después de la caída”, señala uno de los vecinos que vieron el accidente, “se apresuraron a colocar las vallas de seguridad en torno a él”. La empresa, sin embargo, lo niega: “Las vallas estaban puestas, esa es la realidad”, afirma Justo Gómez, director del Taller de Empleo de la Fejidif. “Cuando trabajas en la calle tienes que señalizar pero, también, dejar un paso para los obreros y por ahí pasó el hombre, se metió en una zona no permitida”. De cualquier modo, Gómez asegura que las arcas municipales se harían cargo de las cantidades oportunas para Ramón, en caso de que, finalmente, la póliza de seguros de la empresa no los cubriera. Criado en el barrio de Peñamefécit, siempre se le veía por el mercado, donde todos los tenderos lo conocen. “Se tiraba toda la mañana por aquí, paseando por los puestos. Vivía un mes con una hermana, y otro aquí, con otra que vive unas calles más abajo”, comenta un carnicero, “y es un hombre muy bueno, lo conozco desde pequeño”. “Le han pegado muchos palos en la vida a mi tío, el pobre, y no hay derecho” lamenta Paqui, una de sus sobrinas, “han sido muchas burlas, porque es sordomudo y, antes, la gente era muy cruel con estas personas. Ha pasado mucho y ya no queremos aguantar más”. El abogado de la familia, Francisco Javier Marín,  afirma que el caso está claro: “La responsabilidad parece evidente, es del Ayuntamiento y de la empresa contratada por este para realizar las obras”, subraya el letrado, “porque no estaba señalada de ninguna forma la existencia de un socavón, no había vallas ni protección de ninguna clase para evitar accidentes”. Si el atestado de la Policía Local, que todavía no se ha entregado a la familia,  fuera contrario a esta versión se iniciaría un procedimiento de reclamación de responsabilidad patrimonial del Ayuntamiento. En último caso,  se llegaría a juicio. “Tenemos a varias personas que presenciaron el suceso: colocaron las vallas en cuanto Ramón se cayó”, ratifica Marín. Por ahora, la compañía de seguros de la empresa cubrirá los gastos sanitarios pero aún no se ha hablado de la indemnización. El letrado asegura que los baremos que se utilizan en estos casos son los mismos que en los accidentes de tráfico: se tienen en cuenta el número de días de baja y las secuelas de la víctima.Las hermanas que cuidan a Ramón y sus sobrinas costearon los cuidados que necesitó después del accidente: estancias en El Neveral y enfermeras para atenderlo día y noche. Luego pasó a un centro de Villanueva de la Reina y, la semana pasada, se trasladó hasta la capital, a la residencia  Santa Teresa, que cuesta el 70% de la pensión de Ramón. La familia quiere recalcar el cariño demostrado por el personal de esas instituciones, en unos momentos tan delicados. Lo importante, dicen, es que vuelva a caminar con normalidad, después de la rehabilitación, y dejar el andador y la silla de ruedas atrás, en la residencia.