17 jun 2014 / 22:00 H.
Hay un conflicto en España que para los jóvenes es más importante que la sucesión de la corona: este conflicto engloba al tema de qué va a pasar con las plataformas de internet para compartir coche como Blablacar. Una red social a través de la que millones de personas comparten el coche en sus viajes para poder ir acompañados y pagar menos. Lo que para multitud de personas es un avance solidario que permite ahorrar costes y, también, contaminar menos, para algunos gremios se ha convertido en una pesadilla con la que hay que acabar. Como usuario de estas iniciativas populares me parece vergonzoso que se intente criminalizar una idea que pone en contacto a gente de multitud de rincones del país que necesitan viajar de un lado a otro y que están cansados de los horarios y la incomodidad del autobús o del precio del tren. Yo creo que sería extraño que existiesen personas que vean en esta idea un negocio, es más, en más de un año de experiencia en trayectos compartidos aún no me he encontrado con ninguna persona que haga viajes solo para sacar dinero. Los usuarios que lo utilizamos como viajeros y los que lo hacen como conductores solo tenemos en mente ahorrar y poder viajar con menos restricciones horarias y estamos en todo nuestro derecho de hacer un “mocho” y coger el coche y viajar. Me opongo a la mala imagen que se intenta mostrar de estas iniciativas que, además de ser solidarias, permiten crear nuevas relaciones sociales, que siempre hacen bien a cualquier persona.