El Condado no bebe en paz

La comarca de El Condado parece condenada a asociar agua con problemas. Ya sea por el calvario crónico de problemas con el suministro o, como sucede ahora, por no ser apta para el consumo humano. Los veinte mil habitantes de los siete municipios afectados recibieron este pasado jueves la alerta de que el líquido elemento contenía una sustancia química en concentraciones por encima de lo permitido y saludable, de manera que se prohibió beber hasta nueva orden. Los camiones cisterna volvieron a hacerse visibles en las calles y plazas, igual que sucede desde hace una veintena de años cuando se encuentran desabastecidos por averías en la red. La falta de agua es siempre desajuste importante para las familias, pero más aún en verano y, sobre todo, en una época en la que pueblos y ciudades multiplican su población por la llegada de forasteros o el regreso por vacaciones de los que retornan con motivo de las fiestas, como ha sido ahora el caso de Navas de San Juan, cuyo alcalde, Joaquín Requena, califica la situación de “tercermundista”. Ante todo, no hay que caer en el alarmismo. Siempre es mejor una prohibición como medida preventiva, aunque cause malestar, que obviar el peligro del agua en mal estado. La lectura es que los análisis funcionan y se ha podido detectar la alta concentración del producto químico antes de que hubiera personas afectadas. A partir de ahora corresponde acelerar, de una vez por todas, esas obras que comienzan con años de retraso —precisamente la semana pasada, con un presupuesto de 3,7 millones—, para que la red de abastecimiento del Condado deje de causar problemas de manera intermitente y se dé, por fin, la necesaria tranquilidad a los vecinos.

    02 ago 2014 / 22:00 H.