El colegio Ruiz Jiménez exige un paso de cebra y el arreglo de las goteras

Antonio Heras/Jaén
Los docentes y los padres de los alumnos del colegio Ruiz Jiménez denuncian el mal estado de parte de las instalaciones. Las goteras de algunas salas, los desperfectos en los patios y la ausencia de un paso de cebra para acceder al centro son algunas de las quejas expuestas. La comunidad del centro de Educación Infantil y Primaria Ruiz Jiménez denuncia el mal estado de parte de las instalaciones, situadas en la calle Molino Condesa, junto al Nuevo Teatro Infanta Leonor.

    23 mar 2009 / 11:58 H.

    La continua aparición de goteras en algunas salas, el desnivel existente en los patios de recreo, que causa abundantes charcos cuando llueve, y la ausencia de un paso de cebra para acceder al colegio sin peligro son los principales motivos de queja de los docentes y de los padres de los alumnos.
    Manuel Carrillo, su director, asegura que mandaron varias cartas a la Concejalía de Educación para pedir numerosos arreglos pero, hasta ahora, la mayoría de los problemas continúa. Las abundantes lluvias de las semanas pasadas propiciaron la aparición de filtraciones y goteras en algunas aulas y de charcos en la entrada y los patios de recreo.  “Los sumideros y las tragonas de los alrededores están obstruidos, y el suelo no está nivelado, así que en cuanto caen cuatro gotas el agua se acumula por todos lados y los niños se ponen empapados”,  lamenta Carrillo.
    Otra preocupación del personal y de la Asociación de Padres y Madres de Alumnos es la falta de un paso de peatones que regule de forma segura el tráfico de coches en la calle Molino Condesa, a la altura de la entrada del centro educativo. Se trata de una vía con fuerte pendiente, hecha con adoquines que, con el paso de un vehículo a gran velocidad, se pueden desprender. “La Concejalía de Mantenimiento Urbano la arregló por la parte de arriba, hasta la iglesia de la Magdalena”, subraya el director del Ruiz Jiménez, “pero justo aquí no hicieron nada, y cualquier piedra suelta se convierte, con el tráfico, en un peligroso proyectil para todos los viandantes, sobre todo para los niños”, concluye.