El cementerio de elefantes
La primera vez que vi un cementerio de elefantes fue en la película “El rey león”. Aunque el cementerio que vengo a hablarles no es uno de ese estilo. Ni de los que habrá de verdad en África. El cementerio de elefantes al que me refiero es el Senado. Es un cementerio por los políticos que habitan en él. Todos ellos van allí para, después de eso, dirigirse a la muerte política. El socialista, popular, comunista o nacionalista que acaba allí es por un agradecimiento que le hace su jefe por su trabajo realizado en su comunidad o ayuntamiento correspondiente. Y es de elefantes porque esos políticos no viven mal en absoluto.
Viven con las mismas ventajas que los diputados del Congreso que, si ya de por sí nos parecen en demasía, en el Senado esta situación se agrava por la inutilidad de la Cámara. ¿Álguien de verdad sabe para lo que vale el Senado? Para callar bocas de los “paniaguados” y que sigan cobrando de un sueldo público cuando la ejecutiva de sus partidos deciden poner a uno más joven en el cargo que desempeñaban.
Pero, tengo que insistir. Habría que exigir a los políticos que supriman esta Cámara porque es vergonzoso que los senadores disfruten de seguros y fondos de pensiones privados o que se les pague el avión o el tren cuando casi todos viven en Madrid.
Manuel Rodríguez del Valle