El caso Marta del Castillo y los medios de comunicación
Podemos y debemos reflexionar sobre el caso Marta del Castillo, trágicamente desaparecida y cuya muerte está levantando una polvareda de noticias que hace remover conciencias. Especialmente, porque el circo mediático que los periodistas hemos montado alrededor sobrepasa todas las rememoranzas con el caso de las niñas de Alcasser de los años noventa.
Reflexionemos en común porque a todos nos asalta permanentemente la duda de si la familia ha de salir permanentemente en los medios de comunicación, aunque están en su derecho de incidir en la sociedad para que ésta, a su vez, presione a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Reflexionemos los propios medios de comunicación que nos hemos “tirado” sobre el caso, sin un minuto siquiera de duda sobre el alcance que nuestras ligeras decisiones puedan reportar a la propia sociedad a la que solemos decir que nos dirigimos. Reflexionemos sobre la propia Justicia, que con secreto de sumario o sin secreto de sumario, avala sin quererlo una explosión de noticias, cual remolino, que leídas con atención son cuando menos contradictorias y, pese a ello, salen publicadas, en general, sin la más mínima garantía.
Lo único que entra dentro de la normalidad, trágicamente, es la defensa que hacen los encausados para salvarse, porque el juego de declaraciones distintas y versiones completamente distantes unas de otras entra dentro de lo previsible. Asesinos confesos o no, el delincuente quiere siempre salir indemne o lo menor dañado posible. Y lo más triste es el papel preponderante que le estamos dando los medios de comunicación a semejantes individuos para que conquisten finalmente ese juego atroz, con un goteo continuo de nuevas versiones que como mucho llenan páginas, pero no ayudan a el esclarecimiento total del caso y , lo que es más importante, a que se encuentre el cadáver de Marta del Castillo.