El campamento de la muerte
Teresa supera el ébola, Javier jura que luchará con todas sus fuerzas para vengar la muerte de Excalibur y demostrar ante los tribunales la gran chapuza del Gobierno para gestionar la enfermedad, Sáenz de Santamaría sonríe porque hemos vencido al virus, Rajoy declara que se ha hecho lo correcto y que el problema está encauzado.
La hermana Paciencia, a pesar de haberla abandonado por no ser española, dona su plasma para salvar la vida a Teresa. Guantes de látex pegados con cinta adhesiva, calzas y mascarillas de papel, trajes inadecuados en un hospital desmantelado por los recortes en 2013. Sin laboratorio, sin UCI, sin protocolos y tienen el cinismo de culpar a los trabajadores. No podemos ni debemos relajarnos porque no estamos ante un fatal accidente, sino ante la irresponsabilidad de un Gobierno negligente que no ha atendido las recomendaciones de colectivos médicos y sindicatos y ha atentado contra la salud pública de un país. Los que han generado este desastre siguen ahí y el campamento de la muerte sigue estando activo en África.