El Camino del Calvario, bache tras bache


Desde Jaén. Aunque en el título hablo en singular, son dos los caminos calamitosos de los que quiero hablar y bastante entrelazados y ninguno de ellos tiene nada que ver con la recién estrenada cuaresma. El primero es físico, la autovía A-32. Mejor dicho la no-autovía, la Nacional 322. Tan solo es necesario dar un paseo por el nordeste jaenero para ver lo urgente de acometer estas obras. Miles de habitantes de estas comarcas arriesgan sus vidas a diario al utilizar esta vía. Podrá sonar a exageración pero solo hay que echar un vistazo a la hemeroteca para darse cuenta de que no es una rimbombante exageración. Además de por seguridad, esta infraestructura es necesaria para evitar el aislamiento de las comarcas de la zona. Un aislamiento que afecta desde la agricultura hasta el turismo del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas y a las ciudades de Úbeda y Baeza. También es una cuestión de dignidad.

    10 mar 2014 / 12:56 H.

    Dignidad para los jiennenses que tienen que utilizar esta vía para acudir al hospital, al Instituto Nacional de Empleo o a renovar su Documento Nacional de Identidad, incluso para acudir al colegio —por poner algunos ejemplos— y que, resignados, bromean a veces con la opción de hacerlo en burro. Y es que no es un capricho, no se trata de que quieran llegar más rápido. Es que quieren hacerlo con seguridad y una carretera con el negro historial de la N-322 y con los hundimientos y desvíos “provisionales” que esta cuenta en sus kilómetros, seguridad es la última sensación que transmite. Esta autovía amenaza con quedarse a medias, como el ferrocarril Baeza-Utiel con el que serpentea y que atemoriza como un fantasma muy vivo de lo que podría ser en unos años la A-32. Algunas tierras movidas y miles de olivas arrancadas y sin pagar a sus propietarios. El segundo camino lleno de baches, es menos visible, más íntimo; pero no menos importante e indignante. Es el que llevan por dentro los ciudadanos que luchan para que esta autovía sea real lo antes posible. Personas que se agruparon mediante las redes sociales en una Plataforma ciudadana independiente el día en que se suspendieron las obras ya iniciadas entre Úbeda y Villanueva del Arzobispo. Desde entonces han —o hemos— venido realizando reuniones informativas, manifestaciones, trasladando los problemas a las autoridades, etc. Este camino aunque lo parezca no es voluntario, es una necesidad moral. Pero, como decía, este camino también está plagado de baches. El último esta misma semana: La Subdelegación del Gobierno no autoriza la celebración de una manifestación el domingo día 9. La tercera consecutiva denegada en 4 meses. A estas trabas se suman las mentiras de distintas autoridades asegurando dotaciones presupuestarias inexistentes, falsas promesas a diferentes colectivos para evitar que apoyen a la plataforma, etcétera. Sin embargo, los jiennenses aunque nobles y pacíficos, también tenemos un límite y sabemos que el manifestarse es un derecho constitucional. Quizás la intención sea que nos cansemos, que nos demos por vencidos. No lo conseguirán.