El cambio por la decadencia

Manuel A. Poisón Almagro/Desde Jaén. La clase política, la Casa Real, los bancos, los mercados, la Unión europea, la economía, el bienestar social, en fin, todo lo construido hasta ahora parece estar destinado al fracaso más absoluto, debido a una sociedad decadente, fruto de la voracidad capitalista menos solidaria. Vivíamos como nuevos ricos, porque los bancos hacían que nos lo creyésemos, y no éramos conscientes de que todo no era más que una maniobra bursátil, orquestada por los grandes tiburones financieros, para someternos a tantos recortes sean necesarios para satisfacer su apetito que nunca es saciado.

    27 abr 2012 / 10:55 H.

    Las políticas de ajuste nos conducen directamente a las diferencias sociales que habían desaparecido, como por arte de magia, en tiempos de engaño y gloria. Vemos como nuestros castillos en el aire se alejan en una nube, mientras los que han sido siempre ricos de verdad han apuntalado sus fortalezas con piedra viva. Mientras se nos aprieta el cinturón hasta asfixiarnos, a los otros, es decir, a los que nos han engañado siempre, se le perdonan los pecados y aquí santas pascuas. Vienen tiempos más duros para los que los tiempos fueron siempre duros, aunque, al menos, antes podían aparentar ser más parecidos a los que ahora se les nota demasiado que no lo son. La decadencia no se halla en la capa más baja de la sociedad porque ella no mueve ningún hilo, sino en las clases que se alimentan de ella cuando no quieren reconocerlo. Si la infame felicidad de unos pocos tiene como coste la infelicidad del resto, el precio es demasiado elevado como para mantenerlo por mucho tiempo. No digo que no haya que tomar medidas contra la situación de crisis que atraviesa la sociedad, lo que digo es que el camino que se está siguiendo me parece el menos acertado para contribuir a un cambio en un sentido positivo. Solo espero que a los que nos gobiernan se les ocurran otras cosas distintas a las que se les vienen ocurriendo últimamente, porque puede que con tanto recortar al débil, se haga fuerte, y le de por actuar. Igual lo que se está cociendo es un nuevo comienzo tras el irreversible aniquilamiento, pero en esa empresa no se beneficia absolutamente nadie. Si no, tiren de historia.