El asesinato de los abogados de Atocha cumple ya 38 años

Una placa en la entrada de un pequeño parque, situado en su Villacarrillo natal, es uno de los escasos recuerdos permanentes que tiene Luis Javier Benavides Orgaz en la provincia. Este jiennense fue uno de los 4 abogados —y un administrativo— asesinados por radicales de derechas en Madrid el 24 enero de 1977. El lugar, un despacho laboralista situado en el número 55 de la calle Atocha. De ahí que, en adelante, el crimen se conociera como el de los abogados de Atocha.

25 ene 2015 / 09:43 H.


El 38 aniversario ha pasado casi sin ruido, al menos comparado con los grandes actos de homenaje celebrados en la capital española de la mano de colectivos y sindicatos como Comisiones Obreras. “Luisja”, como lo conocían sus amigos, nació en Villacarrillo en 1950. “Tenía muy claro que su actividad, en el futuro, estaría relacionada con el campo, con los sindicatos campesinos. Estaba entregado al marxismo y al cristianismo”, explican desde la Fundación Abogados de Atocha. “Era sencillo y abierto. Fue él quien, sin saberlo, abrió la puerta a la muerte. El 24 de enero tenía 27 años”, concluye la nota.

Remembranza de los “últimos churros” del joven villacarrillense
Benavides estuvo en la Churrería Jiménez de Villacarrillo sirvió aquel fatídico 24 de enero de 1977. A primera hora, asegura Andrés Jiménez, sirvieron un kilo de churros “para llevar” al joven abogado. Lo recuerda bien: él los cocinó y su mujer, Antonia Cocera, ya desaparecida, los sirvió.
Andrés “el churrero”, como se le conoce cariñosamente, ahora ya jubilado, rememora ante los herederos de su negocio —varios de sus hijos— cómo al ver las noticias reconocieron rápidamente a una de las víctimas. “Ese es el que vino esta mañana con prisas a por churros”, dijo Antonia cuando pusieron las fotos en la televisión.
Jiménez asegura que aparcó en la puerta del local, que viajaba con otras 2 personas y pidió que le atendieran pronto “porque iba de viaje a Madrid” y tenía “muchísima prisa”, por lo que el resto de clientes le cedieron la vez. Al día siguiente los comentarios de los vecinos avivaron los últimos recuerdos de Luis Javier en Villacarrillo. Afirmaron entonces que la noche de antes “había participado en una reunión de cosas de su partido en el Hotel Las Villas”.
Aquella trágica jornada partieron desde este municipio jiennense los familiares directos. Con los años, abandonaron el pueblo. Pocos recuerdos del joven letrado quedan. Eso sí, uno de los 4 hijos de Andrés y Antonia, Juan Antonio, también se convirtió en abogado.