El arte de hablar sin decir o las medias verdades
Erre que erre con el ERE. Se les ha ido de las manos y recomponer ahora el asunto va a costar. El serial municipal de los despidos sí, despidos no, estalló el miércoles, cuando el alcalde habló largo y tendido en una rueda de prensa y aseguró que pagar 3,2 millones de euros al mes en nóminas era una barbaridad muy bárbara para unas arcas municipales con telarañas, así que están estudiando “meticulosamente” el asunto para buscar un ahorro en el capítulo 1 (el de personal, para entendernos). Un eufemismo como un piano para decir, sin decir, lo que era un secreto a voces: trabajadores a la calle.

¿Pero de cuántos empleos estamos hablando? Tranquilos, que ya llegó el PSOE al día siguiente para precisar que serán 300. Casi como la película. Y después de la cifra llegó también la ira de los dirigentes populares, para aclarar que ellos en ningún momento han usado la palabra ERE o despido, pero tampoco lo desmienten abierta y claramente. Sí hablan de un plan contra el absentismo laboral, de reducción de liberados sindicales, reorganización de los patronatos o de limitar los 6 millones de euros al año que se gastan ahora en horas extraordinarias. Señores del Gobierno municipal, no hay que tener miedo a las palabras. El Ayuntamiento de Jaén no será el primero, ni el último, —no importa el color político— que tenga que hacer despidos. Ahí está el de Torreperogil, socialista. Como dice el sabio Del Bosque, es mejor no dar explicaciones antes que dar una que no es cierta.
¿Quiere usted factura? Que levante la mano quien no haya escuchado alguna vez al pagar una cuenta la pregunta: ¿quiere factura? Nadie. He ahí el quid del fraude. Y por eso ahora pagan justos por pecadores con la subida del IVA. El ciudadano debería acostumbrarse a exigirla, claro, pero antes que el deber cívico está el instinto de ahorro. Y a veces la diferencia es abismal. ¿Solución? Muy sencillo. Que el consumidor pudiera desgravar también su IVA. Todos pediríamos nuestra factura sin dudar y mamá Hacienda recaudaría lo que tuviera que recaudar. Señor Montoro, usted que cobra para eso, piense cómo podría articularse y haga las cuentas. Seguro que le salen.
Vergüenza ajena. En la comisión de investigación de los ERE si algo queda claro es que no hay peor ciego que el que no quiere ver. El descomunal fraude salpica tanto al que gobernaba como al que debía fiscalizar desde la oposición y no lo hizo. Así pasa que cuando viajas fuera y te preguntan por qué eres la única andaluza que no está en un falso ere sientes vergüenza ajena. Y otras cosas.
Badenes de camuflaje. Han aparecido resaltos casi de la noche a la mañana en la Avenida de Barcelona, en la calle Virgen de la Cabeza, al final de la Avenida de Andalucía... Son calles en las que los flipados (y flipadas) del volante se ponían a mil por hora. Bien colocados están, sí, pero habrá que señalizarlos, ¿o su función es como la de muchos radares, cazar en lugar de velar por la seguridad? Un poquito de por favor.
Juana González Cerezo