El arte de construir el amor y la familia

Vuestro matrimonio puede ser: Caso A. Con: Diálogo, respeto, tolerancia, amor, cariño, ternura, delicadeza, civismo, ilusión, alegría, libertad, empatía, responsabilidad, fraternidad, educación, bondad, confianza, felicidad, acuerdos, amabilidad, proyectos, encuentros, integridad, reparto de tareas, generosidad. Esto puede acabar felizmente en un hogar luminoso, en el que se afiance la esperanza y en el que todo nos hable de familia.

    14 jun 2014 / 22:00 H.

    Caso B. Con: Insultos, caos, discordias, quejas, caprichos, ideologías destructivas, voces, faltas de respeto, malos modos, desconfianzas, desacuerdos, desuniones, desilusión, tristeza, estrés, actitudes dictatoriales, violencia, desamor, libertinaje, aislamiento, maltrato, malentendidos, desconfianza, holgazanería, egoísmo. Todo esto puede acabar en una comuna insufrible e irrespirable, vacía de vida y dignidad. Nosotros podemos elegir, pero para eso tenemos que ir poniendo los cimientos e ir construyendo sobre roca. El futuro depende de nosotros, pero no nos confiemos, no es fácil, la convivencia es en gran parte una obra de ingeniería en la que influyen infinidad de factores, de entre ellos: físicos, sentimentales, sociales, temperamentales, emocionales, racionales, económicos, intelectuales, religiosos, culturales, educativos. El matrimonio puede ser un: “nido de amor” o un: “taller de tortura psicológica y emocional”. Cada uno podemos elegir elementos de uno u otro caso y analizar lo que sucede en nuestra familia y descubrir a través del diálogo nuevas posibilidades de mejora y hacer una reflexión de opiniones en la que prevalezca la capacidad de entrega y el deseo de construir.  
        RAFAEL GUTIÉRREZ AMARO / LINARES