'El apellido Lechuga se remonta a la batalla de las Navas de Tolosa'
Ignacio Frías /Jaén
Publicar sus investigaciones sobre Baeza era una asignatura pendiente que sólo el tiempo libre que le aportó su prejubilación como empleado de banca, le ha permitido superar. Desde 2008, Juan Antonio Lechuga Salazar ha publicado cuatro libros.

Publicar sus investigaciones sobre Baeza era una asignatura pendiente que sólo el tiempo libre que le aportó su prejubilación como empleado de banca, le ha permitido superar. Desde 2008, Juan Antonio Lechuga Salazar ha publicado cuatro libros.
Ornamentación y heráldica en la arquitectura de Baeza, que escribió conjuntamente con Francisco García Montoro; un libreto publicado en el Boletín del IEG sobre Arquitectura renacentista en la iglesia de San Pedro, y dos volúmenes sobre los apellidos Lechuga y Salazar.
—¿Cómo ha llevado a cabo el trabajo de campo y cuáles son las principales fuentes donde recaba los datos?
—El trabajo de investigación necesita de tiempo y yo le venía dedicando una parte del tiempo libre. Había varios temas que tenía en mente, y a raíz de mi prejubilación, hace diez años, pude dedicarle todo el tiempo. Fundamentalmente el trabajo de campo lo he realizado en todas las parroquias de Baeza y en el Archivo Municipal, que es uno de los más antiguos e importantes de Andalucía y de los más ricos.
—¿En qué sentido es rico?
—Porque se ha conservado todo y no se ha perdido nada. En él se conserva el documento más antiguo de Baeza, que fue dado por el rey Fernando III El Santo al cabildo municipal dándole los privilegios. Es un documento parecido al Fuero de Cuenca.
—Buena parte de sus investigaciones se refieren a sus apellidos Lechuga y Salazar. ¿Qué tienen de interesante?
—El primer Lechuga vino de Burgos o el País Vasco con los ejércitos de las Navas de Tolosa. En todo caso, el apellido Lechuga de Baeza se remonta al año 1500, porque antes de 1498 no se registraban los bautismos y los más antiguos que se conocen están en San Pablo y en El Salvador. Uno de los personajes principales que encontramos es Cristóbal Lechuga González, un capitán de Felipe II que estuvo en Flandes y en las plazas españolas de Milán y Bolonia.
—¿Y de ahí remanecen todos los Lechuga baezanos?
—Sí. Este capitán hizo algo importante. Se había casado con su prima hermana María Lechuga y no tuvieron hijos. Pero para favorecer a su apellido fundó una obra pía, un patronato, al que iban destinados todas las rentas de sus fincas. Con esa obra pía se costeaba la dote a las mujeres que demostraran que llevaban el apellido Lechuga; y a los hombres se les costeaba la carrera eclesiástica o la militar. El apellido Lechuga no se perdió porque las mujeres se lo ponían en el primer lugar a sus hijos para que se beneficiaran de la obra pía. Las ocho o nueve ramas del apellido vienen del mismo tronco.