“El ángel blanco”
Catalina Trillo Molina / Desde Jaén. El viernes, me topé con un cartel en un tablón de la biblioteca que anunciaba una vídeo tertulia. Me introduje en la sala y al acabar salí impactada por la vida-enfermedad de un enfermo de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) provocada por la degeneración de las neuronas del sistema nervioso que acaba paralizando los músculos. Se trata de un médico jiennense de 47 años, casado y con dos hijos que hizo la especialidad de anestesia y trabajó en la unidad del dolor y cuidados paliativos.
Esta enfermedad lo ha paralizado poco a poco; en la actualidad es un gran dependiente sin verse afectadas su capacidad intelectual o de amar y relacionarse. Ha escrito, junto con su hermano, “El ángel blanco”, donde cuenta su historia: “Antes de la enfermedad era un hombre muy ocupado, sin tiempo. A raíz de ella tengo tiempo para mirar los ojos de mi esposa, ver las ocurrencias de mis hijos, reír con mis hermanos, o leer. Luego… ¿Cuándo comencé a vivir de verdad? Cada día: Dolor y alegría, padecimiento y superación, límite y libertad atracan en la misma barca. Minusválido… soy válido con mi diálogo y mi sonrisa. Mis pilares: mi mujer, que me anima a seguir en la cruz, mis hijos, mis hermanos, mis amigos. La fe en Jesucristo me sostiene. Estas son mis motivaciones para vivir. Sí, quiero vivir: Una persona lo es por el hecho de serlo, con independencia de que sea o no productiva, si es joven o vieja, de la zona del planeta donde viva, si está enferma o no. Se trata de la dignidad de cada uno por el hecho de existir. Pienso en mis hijos y en todas y cada una de las personas que ayudé cuando ejercía en la unidad del dolor. A mí me hubiesen desechado como embrión enfermo. La vida humana generada desde el momento de la concepción debe estar por encima de los convencionalismos y las leyes. Yo era una célula defectuosa entonces. Hoy soy Jesús Marchal un tipo raro, sí; pero único e irrepetible.” Acabada la vídeo tertulia salí con un gran convicción: Sí a la vida, a toda vida humana.