El alcalde supedita la puesta en marcha del tranvía a la colaboración
Pertrechado de documentos, el alcalde, José Enrique Fernández de Moya, comenzó su comparecencia sobre el tranvía ante el pleno del Consejo Económico y Social (CES) local encadenando números. Los de las liquidaciones presupuestarias de los años 2012, 2013 y 2014, y subrayando un dato: un remanente neto de tesorería cuando llegó a la Alcaldía, en 2011, de 204 millones de euros. “Con eso ya está todo dicho”, sentenció.

De esta forma, el regidor quiere “demostrar” a los expertos que integran este órgano consultivo y, por extensión, a la sociedad jiennense que el sistema tranviario “sería una ruina municipal, si tuviera que soportarla exclusivamente el Ayuntamiento”. De hecho, a días vista de la reunión que mantendrá con el consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López, Fernández de Moya volvió a subrayar: “La única posibilidad de poner en marcha el tranvía, y también será muy difícil, es que estén implicadas la Junta, la Diputación, el Consorcio Metropolitano y el Ayuntamiento”. “O colaboran las 4 administraciones públicas o es imposible”, repitió.
Por eso, “celebró”, una vez más, que el Gobierno autonómico “haya rectificado” y que “reconozca” ahora lo que “siempre” había “negado”: el carácter metropolitano de esta infraestructura en la que se invirtieron 120 millones de euros del erario público andaluz. Fernández de Moya insistió en que el proyecto de un tranvía en la capital fue un “capricho político”. “Jaén tenía otras necesidades, empezando por la Ciudad Sanitaria”, insistió el munícipe, que, a preguntas de los periodistas, señaló que acudirá a la reunión del 6 de noviembre con el consejero con “voluntad de diálogo”, aunque indicó que, en la “hoja de ruta” entre administraciones que se trace a partir de ese día, influirán el informe del CES local y también el que elabora el Tribunal de Cuentas.
Hay expectación, pero también exigencias. Fundamentalmente, de concreciones. “Lo que voy a demandar a la Junta —hizo hincapié el alcalde— es que no juegue con las palabras”. No más declaraciones de intenciones, repitió. “¿Cómo se paga?”, reclamó saber. Y, con ello, anunció que pedirá: “Ofertas concretas, costes anuales de explotación, precio del billete, ingresos y cómo pagamos los 5 vagones del tranvía, que cuestan 30 millones de euros que hay que pagar en 17 años mediante un leasing, un arrendamiento financiero”. “¿Va a asumir la Junta, como ha hecho en Granada, el coste íntegro del pago de los vagones?”, planteó, para volver de nuevo a la trinchera de la quiebra municipal.
Cifró en 6 millones al año —aunque prefirió las pesetas— el coste anual de explotación. Y subrayó: “En una situación de ruina, mis prioridades son pagar las nóminas, los servicios sociales, las ayudas de emergencia social y garantizar el transporte público con el autobús”, entre otras.