El adiós de un político de trinchera

Es un guerrero político que representa como nadie el socialismo de trinchera. Manuel López Jiménez (Jaén, 1961) jugaba un papel protagonista en el escenario municipal desde hace una década. Sin embargo, tras el vuelco electoral de 2011 empezó a peder presencia en el Ayuntamiento y a diluirse su potente discurso.

    20 sep 2012 / 09:37 H.

    Lleva la política en el corazón, pero, tras una tensa e intensa trayectoria, el desgaste y los sinsabores pesan más que las ideas. Su retirada a tiempo, considerada siempre una victoria, era la crónica de una despedida anunciada que, por motivos familiares, decidió prolongar hasta el comienzo del curso escolar. Se va un político de trinchera, hombre cercano al ciudadano y de los pocos que hablan sin medias tintas.   
    En sus comienzos se le conocía como el discípulo de Patricio Palomino, el líder de una corriente socialista afín al entonces aspirante al bastón de mando, Juan Torres, enfrentada a Gaspar Zarrías, el que era líder de los socialistas en aquel tiempo. Militante desde 1992, Manuel López irrumpió en el Ayuntamiento de Jaén en las elecciones municipales de 1999, cuando se incluyó como número 12 en la candidatura de Juan Torres. Estaba posicionado al final de la lista hasta que, un año después, dio un giro importante al ser nombrado, nada más y nada menos, que portavoz del grupo municipal socialista. 
    Vieron en él al hombre perfecto para zanjar la crisis en un partido con dos sectores enfrentados. Fue una etapa dura en la que sustituyó a Juan Carlos Higueras al frente de la máxima responsabilidad en la oposición municipal en una legislatura convulsa para el PSOE que pasará a la historia por tener tres portavoces socialistas.
    Desde su acceso al Ayuntamiento, maniobró con prudencia y ofreció una imagen de concejal al margen de las peleas internas, lo que le valió para servir de engarce entre dos sectores. Su argumento sincero era luchar dialéctica y exclusivamente contra el Partido Popular, quien poseía el poder en aquel momento.  Desde entonces, los jiennenses y quienes lo rodean han tenido la oportunidad de conocer de cerca a un político entregado a su ciudad.
    Hoy puede decirse que Manuel López hizo bien los deberes en un momento complicado. Consiguió tener hilo directo con el que era consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías, a través de la exalcaldesa Carmen Peñalver, a pesar de sufrir un desgaste político fuera de lo común. No le importó. Su lema era trabajar por su tierra desde el balcón que ofrece el Ayuntamiento de Jaén. En aquellos tres años como máximo responsable del PSOE en el Ayuntamiento protagonizó una intensa oposición de duro enfrentamiento con el Partido Popular, cuando sacó a la luz los conocidos y sonados casos Bariloche y Somuvisa. Ríos de tinta se escribieron en una etapa que marcó un antes y un después en la vida municipal.
    Sin embargo, llegaron las elecciones municipales de 2003 y, aunque él se posicionaba como el candidato perfecto para la Alcaldía por el PSOE, decidió dar un paso atrás. En la asamblea celebrada tras los comicios, como “torrista” fue de los más críticos con la gestión de Antonio Manuel Foche, al frente entonces de la secretaría general del PSOE de la ciudad. No obstante, decidió anteponer el respeto hacia quienes consideraban que Marcos Gutiérrez tenía que ser el aspirante al bastón de mando. 
    A partir de ahí, este hombre fuerte del partido resultó premiado con un cargo representativo en la Junta de Andalucía. En mayo de 2004 fue nombrado delegado provincial de Obras Públicas. Fueron tres años intensos en los que tuvo la oportunidad de patearse la provincia y conocer a fondo una temática que siempre le atrajo. Fue algo así como un capítulo preparatorio para lo que el destino le tenía preparado.
    prueba de fuego. Manuel López consiguió saborear las mieles del poder en la legislatura pasada. Su partido no ganó las elecciones, pero sí obtuvo el respaldo suficiente para gobernar con un pacto con Izquierda Unida. Carmen Peñalver encabezó una candidatura en la que él era uno de los pilares fundamentales. Concejal de Urbanismo, segundo teniente de alcalde y portavoz del grupo municipal socialista, tres cargos hechos como un traje a su medida desde los que pudo trabajar duramente por el futuro y el progreso de su ciudad.
    Las circunstancias cambiaron cuatro años después. El batacazo generalizado de los socialistas en toda Andalucía tuvo su reflejo en la capital. El PSOE perdió dos concejales con respecto a las anteriores elecciones y pasó de tener el poder a regresar a la oposición. El escenario en el que se vio inmerso nada tenía que ver con el del mandato anterior. Manuel López continuó en la política municipal, pero en muy segundo plano y con papel pasivo. Se incorporó a su puesto de trabajo en un centro de menores y, ahora, un año y medio después, da uno de los pasos más importantes de su vida: abandonar la política activa con la cabeza bien alta.