El aceite se desploma ante la crisis del “cento per cento”

El precio del aceite de oliva sigue “tobogán” abajo. Aún no ha tocado suelo y lo peor radica en que muchos operadores de mercado no entienden por qué ha decidido tirarse por esa resbaladera. “Hay que mirar la campaña en términos generales y todos los indicadores nos hacen pensar que la cosecha y el consumo mundial están bastante homogéneos. En cambio, el precio se mantiene a la baja”, afirma el vicepresidente de Cooperativas Alimentarias de Andalucía, Cristóbal Gallego.

01 dic 2015 / 10:58 H.

Algunos afirman que el aceite de oliva ha perdido más del 30% de su valor en los últimos días, lo que representa una auténtica faena para los hombres y las mujeres que empiezan a recoger la aceituna. Si la venden a la almazara, está claro que el valor desciende, por lo que también sus beneficios. Si optan por el aceite, tendrán que esperar, por lo que deberán agarrarse a un “pulmón de liquidez”. No obstante, más allá de las sensaciones, están los números. El Poolred de la Fundación del Olivar, que marca el precio del producto en las operaciones a granel, indica que el extra se paga a 3,03; el virgen, a 2,79, y el lampante, a 2,70. Hace un mes o, lo que es lo mismo, el 1 de noviembre, valían 3,79, 3,41 y 3,24, por lo que queda claro que se han perdido unos 70 céntimos en menos de 30 días.
Si se miran los mismos valores, pero de hace 3 meses —1 de septiembre—, el extra valía 4,23; el virgen, 3,95, y el lampante, 3,72. Entonces, el mercado estaba bastante paralizado, pero quien lograba vender un kilo de zumo de la aceituna sacaba 1,23 euros más que los que lo consiguen ahora, lo que constituye una diferencia más que considerable. A priori, lo fácil es pensar que la llegada del nuevo aceite de oliva a las almazaras hace que suba la oferta, por lo que los compradores buscan producto y se lo llevan de donde está más barato. Sin embargo, esto no es más que una percepción bastante superficial y, posiblemente, errónea porque ya hay producto en las fábricas españolas y jiennenses, pero las cantidades aún son muy bajas como para motivar una caída tan grande de los precios.
Más bien, parece obra de lo que algunos ya han denominado la crisis del “cento per cento” —del cien por cien, en italiano—. El mercado del aceite de oliva resulta ya tremendamente global para vender, pero también a la hora de comprar. Mientras que España mantenía un nivel de precios alto, Grecia ha comenzado a recoger sus aceitunas, lo que ha hecho que pusiera en el mercado internacional importantes cantidades de virgen extra. Allí se recoge antes que aquí, por lo que los operadores han empezado a mirar a las fábricas griegas. Los agricultores italianos tenían su virgen extra a casi 6 euros por kilo en las operaciones a granel hasta que llegó el “cento per cento” o, lo que es lo mismo, el 100% virgen extra, que llegaba desde Grecia a 3,10. El primer batacazo fue en Italia, ya que sus agricultores tuvieron que bajar el extra de 6 euros a 3,5 para entrar en el mercado. Luego, ocurrió lo mismo en España. Grecia tiene buen aceite y lo vende unos céntimos por encima de 3 euros y el “cento per cento” virgen extra, por lo que los vendedores españoles, si quieren hacer negocio, han de bajar a ese nivel. De hecho, pocos compran por encima, tal y como determina el Poolred. Y si a esto se le añade los nervios de algunos, que creen que bajará más, la liquidez para empezar a recoger y el auge de la oferta, pues ya está. El resultado es que el aceite de oliva está en un tobogán. A ver dónde encuentra el suelo.