El accidente de autobús de Lopera, en los tribunales dos años después
José Rodríguez Cámara / Jaén
La Justicia todavía no tiene un veredicto sobre el terrible accidente que, hace dos años, costó la vida a cinco personas y dejó 47 heridos al estrellarse un autobús en Lopera. La gran cantidad de víctimas y el hecho de que sean de distintas provincias ralentiza la instrucción del caso, abierta en el Juzgado número 1 de Andújar.

La Justicia todavía no tiene un veredicto sobre el terrible accidente que, hace dos años, costó la vida a cinco personas y dejó 47 heridos al estrellarse un autobús en Lopera. La gran cantidad de víctimas y el hecho de que sean de distintas provincias ralentiza la instrucción del caso, abierta en el Juzgado número 1 de Andújar.
Un autobús de una empresa guipuzcoana, subcontratado para una excursión, que comienza un viaje hacia Cádiz desde San Sebastián y que termina de forma brusca mucho antes de llegar a su destino; decenas de pasajeros, que residen en lugares tan distantes como el País Vasco, Aragón, el centro de España y el Levante; un accidente ocurrido a más de ochocientos kilómetros del punto de partida, cinco fallecidos y 47 heridos. Todos estos y otros muchos elementos están en la compleja instrucción abierta para aclarar la razón y el culpable de que, hace hoy dos años, un vehículo de transporte de pasajeros se saliera de la Autovía A-4, a su paso por Lopera, y dejara decenas de familias destrozadas. En el primer aniversario de la tragedia, la Guardia Civil ya había aportado a las diligencias del caso, abiertas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Andújar, que a su vez dio traslado a la Fiscalía de Seguridad Vial de Jaén, dos exhaustivos informes sobre el suceso. Uno lo elaboró la Agrupación de Tráfico de la Benemérita en la provincia y otro fue obra del Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico del Cuerpo, una unidad especializada con sede en Madrid. Los peritajes dejaron claro que la causa más probable del trágico percance fue un despiste del conductor, Juan Carlos Angeleri. Según todos los indicios, perdió el control del vehículo cuando, a la altura del kilómetro 342,700 de la carretera, manipuló el equipo de sonido. Aunque se tiene este hecho como cierto, todavía no se ha determinado si el chofer, un profesional del transporte que no había consumido alcohol y que respetó el tiempo de descanso establecido, cometió una falta o, por el contrario, es autor de un delito por haber sucumbido al fatal despiste. Eso, en cuanto al presunto autor, en lo que se refiere a las víctimas, para determinar los daños que sufrieron, es necesario que un forense judicial las valore. Esta cuestión es clave para fijar las indemnizaciones y requiere que se superen unos tediosos trámites que precisan de la coordinación entre el juzgado iliturgitano, el partido judicial donde reside cada afectado y, por último, el especialista. Previamente, se siguió el mismo proceso para obtener todos los testimonios de los supervivientes, unas personas que, en muchos de los casos, estuvieron muchas semanas hospitalizadas, con graves heridas y con el reto de superar un importante trauma psicológico.
Otra de las complicaciones de la fase de instrucción fue la inutilidad del testimonio de la guía de la excursión. Aunque iba sentada junto al chófer, su declaración no aportó detalle alguno sobre lo ocurrido.