El abogado del sentido común

Javier Carazo Carazo (Jaén, 7 de enero de 1958) recibe hoy la Cruz Distinguida de Primera Clase de la Orden de San Raimundo de Peñafort. Será el obispo de la Diócesis, Ramón del Hoyo, el que le imponga la más alta condecoración que concede el Gobierno para distinguir los méritos, la excelencia y la trayectoria profesional de un abogado. “Lo único que he hecho durante toda mi carrera ha sido aplicar a mi trabajo la lógica con la que piensa cualquier persona normal. La Justicia es dar a cada uno lo suyo con sentido común”, sostiene un letrado que está a punto de cumplir 35 años de carrera y que lo ha sido todo en el mundo de la Abogacía jiennense, andaluza y nacional. Esa forma de ejercer la profesión desde la absoluta sencillez fue la mejor herencia que le dejó su padre, Lydio Carazo Martínez. “Fue mi mentor, mi compañero, mi amigo. De él aprendí todo lo que sé”, explica. Y es la filosofía que quiere trasladar a su hija, que también pretende ser abogada y ser una más en una familia muy vinculada al mundo del Derecho.
Javier Carazo se crió entre togas y “aranzadis” en una casa de la céntrica calle Arquitecto Berges en la que aún hoy está su despacho. Desde muy niño, tenía claro que también sería letrado. “Nunca pensé en hacer otra cosa”, aclara. Terminó con brillantez sus estudios de Derecho en la Universidad de Granada y, en diciembre de 1980, se colegió. Desde entonces, no ha parado de trabajar: “Para mí, no es una obligación. Realmente, me gusta estudiar Derecho, analizar cada caso, repasar jurisprudencia... Es mi vida”, explica con una desbordante pasión. “Un abogado no se jubila nunca. Seguiré trabajando mientras pueda”, remarca con la misma energía de siempre.

25 jun 2015 / 10:18 H.

Javier Carazo almacena muy buenos recuerdos de sus comienzos en la profesión: “Había mucho compañerismo y no existía tanta litigiosidad como tenemos ahora. Mi padre solía decirme que no empezara nunca un asunto sin terminar el anterior. Hoy en día, es algo impensable. La Justicia ha cambiado mucho en estos años”, aclara. La pregunta es evidente: ¿Ha ido a peor? Y Carazo, que siempre se “moja”, responde con contundencia: “Yo pienso que sí. Hoy tenemos algunas leyes que no valen un duro y que, sencillamente, crean una inseguridad jurídica enorme. Otras, simplemente, no son necesarias”, explica para sacar a relucir, otra vez, aquella enseñanza que le transmitió su padre de la pura lógica y el sentido común. También pone de manifiesto las excesivas dilaciones que sufren algunos procedimientos: “No puede ser que un caso tarde años en resolverse. Eso no es justicia”, explica.
Carazo fue durante una década (2001-2011) decano del Colegio de Abogados de Jaén, a cuya junta de gobierno ha estado vinculado durante un cuarto de siglo en distintas responsabilidades. Mientras estuvo en el cargo, nunca se dejó nada dentro: “Siempre traté de defender los intereses de mis compañeros de profesión”. Por ello, no dudó en criticar todas las políticas que, según su criterio, eran perjudiciales para la Abogacía. Y nunca le importó el color político del gobierno de turno o de la administración competente. “Tengo mi ideología, como todo el mundo, pero lo que no está bien hecho, no lo está. No me caso con nadie”, asegura.
Cuando comenzó su primer mandato, ya llevaba un tiempo hablándose de construir la futura Ciudad de la Justicia. “Ya lo he dicho en más de una ocasión. No ha habido voluntad política levantar este proyecto que es muy necesario para nuestra provincia. Tengo muchas dudas de que llegue a verlo en pie”, sostiene. “No tiene sentido que se estén pagando alquileres millonarios por sedes judiciales dispersas y no se acometa una obra que es fundamental”, remata. También ha sido muy crítico con determinadas políticas como la Ley de Tasas o de los Colegios Profesionales, impulsadas por el actual gobierno del PP.
Además de la Medalla de San Raimundo, el Colegio de Abogados de Jaén aprovechará la cita para imponerle también la Medalla al Mérito Colegial. Igualmente, el Consejo Andaluz, que reúne a los decanos de toda la región, celebra hoy asamblea extraordinaria en Jaén para unirse al reconocimiento a uno de sus miembros más ilustres. “Es un honor porque supone el homenaje de mi casa y de mis compañeros”, explica con cierta emoción y agradecimiento. Es la fuerza del sentido común.