El 90% de los contratos indefinidos a discapacitados es por lo público

En la carrera de obstáculos en la que se ha convertido la búsqueda de empleo en la España de la primera década del siglo XXI, hay unos sectores de población que encuentran más vallas a su paso que otros. Y el de las personas con algún grado de discapacidad es uno de ellos.

14 oct 2014 / 10:18 H.

Nunca lo tuvieron especialmente fácil, pero, como para el resto de los españoles, la crisis económica ha agravado sus posibilidades de hallar un puesto de trabajo. Frente a los indicadores que, hace varios meses, publicaba la Fundación Randstad en un informe en el que destacaba que las contrataciones indefinidas a profesionales con discapacidad habían aumentado en un 7,5% en Andalucía y señalaba que Jaén era la tercera provincia de la región, después de Sevilla y Málaga, con un mayor número de acuerdos suscritos (553), los responsables provinciales de colectivos como Aprompsi, Fejidif o Down Jaén esbozan un escenario marcado por la temporalidad y en el que las cifras de inserción laboral retroceden progresivamente.

A falta de datos globales sobre el empleo de personas con discapacidad física o intelectual en la provincia, ya que cada colectivo tiene sus propios números, la memoria de 2013 de la Asociación Provincial Pro-minusválidos Psíquicos De Jaén (Aprompsi) refleja un cambio en la tendencia ascendente que, desde 2005, ofrecía la Unidad de Orientación Laboral en el apartado de “acompañamiento a la inserción”. Hace 9 años, las personas que se beneficiaron directamente de este servicio fueron 54. Pocas para las 160 que recibieron asesoramiento en 2012 y, en 2013, fueron 154. El número de atenciones no es sinónimo de convenio de acompañamiento a la inserción laboral y este tampoco lo es de contrato. “En el sector privado —expone Antonio González, gerente de Aprompsi—, hay años, como 2011 y 2012, en los que estuvimos en 90 inserciones”. De hecho, reflexiona: “Si se contaran todas las estadísticas de inserciones que se publican, en Jaén no habría desempleo”. Pero añade, chascando la lengua y desvelando la realidad: “La mayoría resultan temporales”.

En este sentido, son esclarecedores los datos que ofrece la Federación Provincial de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Fejidif). A pesar de que, el año pasado, se registró un leve repunte en el número de contrataciones (172 frente a las 125 de 2012), el número no ha dejado de caer desde el año 2010, que se contabilizó un techo de 191 contratos firmados. Con todo, de ellos solo 42 se tradujeron en contrataciones indefinidas. En el caso de 2013, de esas 172 personas contratadas, solo 25 lograron que su relación laboral con el contratante tuviera un carácter indefinido. Pero —como se advierte en rojo en la memoria de la federación— el 90% de los contratos indefinidos que se firman se produce en Centros Especiales de Empleo (CEE). Entidades dependientes de la Administración pública y , por tanto, bonificados. “La temporalidad —reconoce la presidenta de Fejidif, Pilar Martínez— es el principal caballo de batalla que tenemos, de forma generalizada”.

A esto se suma la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres, y el escaso número de personas con discapacidad intelectual que consigue un trabajo. “El empleo para ellos se reduce a CEE y administraciones públicas”, lamenta González. Pero la crisis ha tenido más consecuencias. Una es el descenso que ha experimentado el número de empresas con ofertas de trabajo para personas con algún tipo de discapacidad, pasando de las 73 de 2012 a 55, el año pasado. En 2009, había 105. Otra es la reducción del personal laboral en las asociaciones debido a una merma en los ingresos y en las ayudas. En el caso de la federación, esta situación ha provocado que el número de personas atendidas haya caído en más del 70%. En Aprompsi, con 265 trabajadores, el número de profesionales contratados ha retrocedido una década.