El 14
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Esto es lo que dice el artículo 14, uno de los más conocidos de la Constitución Española. Me da la impresión que mucha gente, como yo, se lo creyó. ¡Y es que es tan bonito! Y no. No somos iguales ante la ley. Llevamos un tiempo en que continuamente nos recuerdan que si alguna vez soñamos que la igualdad podía llegar a ser una realidad nos equivocábamos: Esto no es un Estado de Derecho, sino de derechas. “La justicia es igual para todos”, decía muy serio el Rey en su mensaje navideño de hace un par de años asegurando que “cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley”. En cambio, la opinión generalizada es que Ana María Tejeiro y Cristina de Borbón no están siendo tratadas de igual manera.Sabemos también que España es un Estado laico. La Carta Magna habla de no discriminar por religión pero se hace un funeral de Estado por las víctimas del accidente de Santiago y lo presiden los Príncipes de Asturias acompañados de los presidentes del Gobierno central y gallego y representantes de todas las administraciones. ¿En esto consiste la igualdad? Hasta el máximo representante de la religión católica, el Papa Francisco defiende mejor que nuestros gobernantes el Estado laico “que garantiza la convivencia pacífica entre las diferentes religiones”, y es que en Galicia no se ha visto mucho respeto hacía quien no profesase la religión mayoritaria.
En cuanto la igualdad por razón de sexo que se pregona en este artículo se niega más adelante en la misma Constitución cuando se prevé que en la sucesión de la jefatura de Estado se prefiera al varón frente a la mujer. Todo esto ya es deprimente. El que una mujer, la ministra de Sanidad, Ana Mato, considere que el derecho a la maternidad no debe ser igual para todas las mujeres, aun más.
Pilar de la Paz Moya es experta en Género e igualdad
En cuanto la igualdad por razón de sexo que se pregona en este artículo se niega más adelante en la misma Constitución cuando se prevé que en la sucesión de la jefatura de Estado se prefiera al varón frente a la mujer. Todo esto ya es deprimente. El que una mujer, la ministra de Sanidad, Ana Mato, considere que el derecho a la maternidad no debe ser igual para todas las mujeres, aun más.
Pilar de la Paz Moya es experta en Género e igualdad