Educación sin ciudadanía
El ministro Wert, tirando del más rancio argumentario doctrinario, ha decidido cambiar el nombre y los contenidos de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Ya se sabe qué sectores extremistas políticos y religiosos extremistas combatían esta asignatura, según decían, por confundir 'género' y 'sexo' para así mejor propagar la homosexualidad y practicar el 'adoctrinamiento'.
En cambio, Martha C. Nussbaum, Premio Príncipe de Asturias, defensora de la educación cívica así como de la importancia de combatir los prejuicios sexistas, rechaza expresamente la acusación de “adoctrinamiento”, al igual que el Tribunal Supremo, cuando en 2009 emitió sentencia a favor de la “moral común compartida” de Educación para la Ciudadanía. Pero el impopular ministro cree que al cambiar la asignatura se universalizará la ideología de la derecha en el poder: los conflictos sociales no existen; las desigualdades de género no merecen nuestra atención; los nacionalismos son ideologías excluyentes; las discriminaciones no envilecen a la sociedad; el freno a la homofobia no es prioritario pero sí el elogio de la propiedad privada. Por el contrario, necesitamos una asignatura de Ciudadanía no descafeinada que sea capaz de abordar cuestiones controvertidas y educar ciudadanos críticos que no acepten resignadamente las mentiras de Pinocho como que la economía española no ha sufrido un rescate en toda regla sino que se está beneficiando de “créditos europeos a los bancos”.
Profesor
Gabriel Ureña