Educación para la economía

Vivimos tiempos difíciles. Cuando la crisis azota sin piedad nuestra provincia, quemando el bosque del tejido empresarial, es momento de crear el cortafuegos que evite dañar futuras generaciones. Los planes formativos han de servir para trabajar por el fututo de nuestros jóvenes. La educación nos enseña conocimientos, e incluso procedimientos, pero igualmente debe incorporar materias que nos ayuden al 'saber ser' y al 'saber estar'.

    20 nov 2012 / 16:54 H.

    Es cierto que la falta de regulación en la oferta de productos financieros ha provocado en cierta medida la crisis que padecemos, pero no es menos cierto que la ausencia formativa en materia financiera de los demandantes también ha acelerado esta situación. Y es que, parte de las dificultades que vivimos, podríamos achacarlas a la ausencia de una educación adecuada en economía. Esta formación económica permite a los individuos mejorar la comprensión de conceptos y productos financieros, prevenir el fraude, tomar decisiones adecuadas a sus circunstancias y necesidades y evitar situaciones indeseables derivadas bien de un endeudamiento excesivo o de posiciones de riesgo inadecuadas. Pero no solo esta educación contribuye al desarrollo de la persona, sino que fomenta la estabilidad y confianza en el sistema financiero que contribuye al crecimiento económico de una nación. Al margen de la situación actual, cuando nuestros jóvenes se incorporen al mercado de trabajo, van a necesitar gestionar sus condiciones laborales, valorar la situación y perspectiva de las empresas, saber cómo le va a afectar la inflación y sobre todo qué son y para qué sirven los impuestos. Y es que la mejor lucha para prevenir el fraude fiscal, se ha de hacer en la escuela, y no incrementando el régimen sancionador. Igualmente deberán entender las líneas maestras de los Presupuestos de cada Administración Pública. Probablemente habrá que ir quitando de la cabeza de nuestros estudiantes de bachillerato que el mejor empleo es el de funcionario, y habrá que abrir una puerta al autoempleo, y al emprendimiento. En estos casos la necesidad de formación en economía es mucho mayor si cabe, pues necesitarán dar viabilidad a su proyecto. En la actualidad se debate una nueva reforma educativa, que debe replantear la formación económica, como base si queremos mejorar nuestra competitividad y estar al nivel de los primeros países de Europa. De momento, parece que sustituyen la asignatura de Economía de Primero de Educación Secundaria Obligatoria, por Literatura Universal.  No tengo nada en contra de poetas rusos, dramaturgos suecos, o ensayistas argentinos, pero la economía  en nuestra provincia cada vez más se escribe como novela de vampiros, buitres, y cenizas, y lo peor, basada en hechos reales.

    Rafael Peralta es economista