Educación diferenciada, no segregada

Carles Llovera desde LÉRIDA. Recientemente han salido varias noticias relacionadas con quejas de diversos sectores contra los colegios que optan en su ideal educativo por lo que estos llaman segregación de alumnos, por razón de sexo. La lengua española es suficientemente rica, como para utilizar correctamente cada palabra en su lugar.

    10 dic 2012 / 18:40 H.

    Y por ello también es curioso cómo puede manipularse un mensaje según la palabra usada. El concepto “segregar” es en sí negativo; sólo hace falta ver la definición que de este término figura en la RAE: la cual lo equipara con apartar e incluso marginar. En este contexto creo entender que, si realmente se produjera una segregación por sexo en la enseñanza, sería algo forzado y obligado. Y cierto es que, al menos en la época en la que vivimos, nadie es obligado o no debería estarlo, a cursar estudios en ningún colegio concreto, y menos en uno del tipo del que estamos hablando. Considero mucho más acertado y conveniente el término “diferenciar”, de connotación mucho más positiva. Ya que, en definitiva, lo que se procura en la educación diferenciada es aprovechar al máximo la natural diferencia existente entre ambos sexos que, en mi opinión, es mucho más evidente y compleja en la etapa de la adolescencia. Existen muchos estudios en pro y en contra de los dos tipos de educación (la diferenciada y la mixta), que hacen llegar a la conclusión de que ambas tienen sus ventajas e inconvenientes respecto a la otra, convirtiendo la cuestión en un hecho opinable. Pero complementario y coexistente. Puede afirmarse que hace unas cuantas décadas, prácticamente no existía la educación mixta, y seguramente hubiera sido preferible que pudiera haberse dado esa opción. Actualmente hay países más avanzados que el nuestro, que vuelven a optar por la educación diferenciada, al comprobarse las ventajas que objetivamente tiene, sin que ello suponga la eliminación de la otra opción.