EDM, un agujero negro para las ayudas

Nació al amparo de una incipiente industria tecnológica y de la mano del cerebro de otra empresa ya extinta, Cofimán. En 2006, a nadie se le escapó la constitución estratégica de EDM como Centro Especial de Empleo. La mancharrealeña se convirtió, en algo más de dos años,

    10 jun 2011 / 10:14 H.

    en un imán para las ayudas públicas, pero también en un agujero negro. 
    Copaba titulares de prensa. Entre 2006 y 2008, EDM —con Séneca en la sombra— recibió el título de mayor fábrica europea de ensamblaje de productos de electrónica de consumo. Era “un milagro”, llegaron a decir de esta empresa mancharrealeña. Y el reconocimiento no solo era mediático, también era social y económico. Nacida de la mano del cerebro de la ya extinta Cofimán, Juan Ruiz, y gestionada también por otro exejecutivo de la malograda firma, Antonio Jiménez, EDM atraía premios, como el la Consejería de Innovación le concedió el mismo año de su constitución a la Mejor Empresa de Nueva Creación en el sector TIC, y, por supuesto, ayudas públicas. “En algo más de dos años”, solo en concepto de creación y mantenimiento de puestos de trabajo, la Junta de Andalucía le concedió más de dos millones de euros, de los que Empleo llegó a abonarle más del 70%, ayudas por valor de 989.536 euros por parte de la Delegación de Innovación y hasta dos préstamos participativos por un valor total de 1.180.000 euros, sin hablar de incentivos para cursos de formación profesional. A ello se sumaban facturaciones anuales de 90 millones de euros, como la de 2007. Todos estos datos hacían de EDM una de las empresas más prometedoras de la provincia. Sin embargo, en manos de una directiva que más que cuestionable, según los propios trabajadores, la estrella se fue apagando con la misma rapidez con la que refulgió, en 2006, deslumbrando a todos, mientras la competencia —Cofimán y Cúter— desaparecía. A finales de 2008, empezaron los impagos a los trabajadores y, a principios de marzo del año siguiente, con cuatro nóminas sin cobrar, el 90% de las plantillas de EDM y Séneca se plantaron ante la gerencia y se declararon en huelga indefinida. La patronal planteó entonces la absorción de Séneca por parte de EDM, pero los empleados de la primera exigieron el mismo trato que los de la firma dominante y se negaron a aceptarlo. No hubo más intentos de negociación.
    vía judicial. El 10 de marzo de 2009, EDM entró en concurso de acreedores. También lo hizo Séneca y, aconsejados por los administradores concursales, el 17 de junio, la empresa que latía a la sombra quedó sentenciada de muerte. Dejó en el paro a más de 70 trabajadores a los que EDM debía pagar 22.000 euros, pero, de esta forma, el Centro Especial de Empleo soltaba lastre en pos de su supervivencia. La batalla no era fácil. Pero un golpe de suerte              —concretamente, la renuncia de la Caja Rural de Jaén a un crédito privilegiado— la libró de la liquidación y le brindó una segunda oportunidad. Ocurrió por un escaso margen de apoyos, solo el 50,25%. Pero los buenos tiempos nunca llegaron, como tampoco se produjo la renovación total de la directiva. Y, así, sin producción ni contratos, los impagos retornaron a la empresa y, con ellos, los expedientes de regulación de empleo temporal. Hasta tres han sufrido los trabajadores, que, a día de hoy, acumulan entre seis y diez nóminas sin cobrar y que ya han agotado la prestación por desempleo. Su “única esperanza de cobro” era un incentivo de 338.000 euros, pero, al negarle la Junta esta ayuda a la empresa —una decisión que está basada en que la firma no ha justificado más de 505.000 euros en incentivos—, su situación se ha complicado exponencialmente, ya que el concurso de acreedores está a la vuelta de la esquina y “ninguna empresa” sale ilesa de una segunda intervención. La dirección rechazó hacer declaraciones a este periódico.
    La gerencia anuncia el concurso de acreedores
    Sin producción y definitivamente sin liquidez ante la negativa de la Junta de Andalucía de concederle el incentivo que había solicitado y con el que, en algún momento, planteó saldar los despidos de un ERE de extinción de empleos, la junta directiva de EDM anunció, el martes por la tarde, a los trabajadores que solicitará el que sería el segundo concurso de acreedores en la empresa. “Y esto es el cierre”, advierten, desde el comité de empresa, Antonio Garrido y Javier Rodríguez, de la sección sindical de CSIF en la empresa. “Cuando se declare el concurso, todo lo que haya en la empresa será para pagar a los acreedores antiguos y para los trabajadores no quedará nada”, lamenta Rodríguez. De ocurrir eso, cualquier esperanza de pago para los empleados será el Fondo de Garantía Social, Fogasa, que les abonaría el 70% de las nóminas de cinco meses. Pero apunta Garrido: “De él ya nos hemos comido dos nóminas. Nos quedarían tres, pero, además, el desempleo hace tiempo que lo agotamos”. Nuria López Priego/Jaén

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     


    nuria lópez priego n jaén
    Nació al amparo de una incipiente industria tecnológica y de la mano del cerebro de otra empresa ya extinta, Cofimán. En 2006, a nadie se le escapó la constitución estratégica de EDM como Centro Especial de Empleo. La mancharrealeña se convirtió, en algo más de dos años, en un imán para las ayudas públicas, pero también en un agujero negro.  
    Copaba titulares de prensa. Entre 2006 y 2008, EDM —con Séneca en la sombra— recibió el título de mayor fábrica europea de ensamblaje de productos de electrónica de consumo. Era “un milagro”, llegaron a decir de esta empresa mancharrealeña. Y el reconocimiento no solo era mediático, también era social y económico. Nacida de la mano del cerebro de la ya extinta Cofimán, Juan Ruiz, y gestionada también por otro exejecutivo de la malograda firma, Antonio Jiménez, EDM atraía premios, como el la Consejería de Innovación le concedió el mismo año de su constitución a la Mejor Empresa de Nueva Creación en el sector TIC, y, por supuesto, ayudas públicas. “En algo más de dos años”, solo en concepto de creación y mantenimiento de puestos de trabajo, la Junta de Andalucía le concedió más de dos millones de euros, de los que Empleo llegó a abonarle más del 70%, ayudas por valor de 989.536 euros por parte de la Delegación de Innovación y hasta dos préstamos participativos por un valor total de 1.180.000 euros, sin hablar de incentivos para cursos de formación profesional. A ello se sumaban facturaciones anuales de 90 millones de euros, como la de 2007. Todos estos datos hacían de EDM una de las empresas más prometedoras de la provincia. Sin embargo, en manos de una directiva que más que cuestionable, según los propios trabajadores, la estrella se fue apagando con la misma rapidez con la que refulgió, en 2006, deslumbrando a todos, mientras la competencia —Cofimán y Cúter— desaparecía. A finales de 2008, empezaron los impagos a los trabajadores y, a principios de marzo del año siguiente, con cuatro nóminas sin cobrar, el 90% de las plantillas de EDM y Séneca se plantaron ante la gerencia y se declararon en huelga indefinida. La patronal planteó entonces la absorción de Séneca por parte de EDM, pero los empleados de la primera exigieron el mismo trato que los de la firma dominante y se negaron a aceptarlo. No hubo más intentos de negociación.
    vía judicial. El 10 de marzo de 2009, EDM entró en concurso de acreedores. También lo hizo Séneca y, aconsejados por los administradores concursales, el 17 de junio, la empresa que latía a la sombra quedó sentenciada de muerte. Dejó en el paro a más de 70 trabajadores a los que EDM debía pagar 22.000 euros, pero, de esta forma, el Centro Especial de Empleo soltaba lastre en pos de su supervivencia. La batalla no era fácil. Pero un golpe de suerte              —concretamente, la renuncia de la Caja Rural de Jaén a un crédito privilegiado— la libró de la liquidación y le brindó una segunda oportunidad. Ocurrió por un escaso margen de apoyos, solo el 50,25%. Pero los buenos tiempos nunca llegaron, como tampoco se produjo la renovación total de la directiva. Y, así, sin producción ni contratos, los impagos retornaron a la empresa y, con ellos, los expedientes de regulación de empleo temporal. Hasta tres han sufrido los trabajadores, que, a día de hoy, acumulan entre seis y diez nóminas sin cobrar y que ya han agotado la prestación por desempleo. Su “única esperanza de cobro” era un incentivo de 338.000 euros, pero, al negarle la Junta esta ayuda a la empresa —una decisión que está basada en que la firma no ha justificado más de 505.000 euros en incentivos—, su situación se ha complicado exponencialmente, ya que el concurso de acreedores está a la vuelta de la esquina y “ninguna empresa” sale ilesa de una segunda intervención. La dirección rechazó hacer declaraciones a este periódico.

    La gerencia anuncia el concurso de acreedores
    Sin producción y definitivamente sin liquidez ante la negativa de la Junta de Andalucía de concederle el incentivo que había solicitado y con el que, en algún momento, planteó saldar los despidos de un ERE de extinción de empleos, la junta directiva de EDM anunció, el martes por la tarde, a los trabajadores que solicitará el que sería el segundo concurso de acreedores en la empresa. “Y esto es el cierre”, advierten, desde el comité de empresa, Antonio Garrido y Javier Rodríguez, de la sección sindical de CSIF en la empresa. “Cuando se declare el concurso, todo lo que haya en la empresa será para pagar a los acreedores antiguos y para los trabajadores no quedará nada”, lamenta Rodríguez. De ocurrir eso, cualquier esperanza de pago para los empleados será el Fondo de Garantía Social, Fogasa, que les abonaría el 70% de las nóminas de cinco meses. Pero apunta Garrido: “De él ya nos hemos comido dos nóminas. Nos quedarían tres, pero, además, el desempleo hace tiempo que lo agotamos”.