Duelo y quebranto
Miguel A. López Hernández desde Baeza. España necesita un movimiento regeneracionista con estos problemas actuales que tanto nos están dañando, muchos de los cuales son los de siempre, esto es, eternos conocidos e hijuelos del egoísmo humano, al igual que en su tiempo y lugar, Joaquín Costa, Ricardo Macias Picabea y Lucas Mallada, propugnaron sus idearios con entusiastas obras, hoy de una referencia incuestionable y de una trascendencia y vigor exasperante.
La vieja artimaña de concentrar la riqueza y repartir la miseria, creando un movimiento de serpentín que no llega a ninguna parte, da como resultado un ilusionismo social que desemboca en un fatalismo, germen patógeno inoculado del pesimismo reinante, supresor de la esperanza, que tanta falta nos hace, de la cual, deriva las ganas de luchar. Es durísimo ver en esta España, paladín del desarrollo, que lucha y se desencanta cada día más, como personas buscan comida entre la basura, muchos de los cuales constantemente miran hacia uno y otro lado para no ser reconocidos, en una situación de vergüenza que otros los han llevado a esta mísera situación que desgarra la dignidad de la persona. O de personas que tienen que hacer malabarismos y milagros caseros para llegar a fin de mes, ignorando aquella cita de Mat. 10: 9-10 que dice que “El obrero es digno de su alimento”. Por el mero hecho de haber alcanzado el valor de persona, hay derechos, que aunque hoy en día se tambalean en la cuerda floja de la injusticia, son incuestionables e irrenunciables. No vayamos como los cangrejos, siempre hacia atrás.