24 abr 2014 / 22:00 H.
Desde Jaén. Faltan pocos días para la canonización en Roma de dos Papas: Juan XXIII y Juan Pablo II. De España ha salido un grupo de 600 jóvenes con edades de 15 a 35 años para participar como voluntarios en las diversas ceremonias en las que se espera un número de personas y de Países tan distintos difícil de cuantificar. En la actualidad son muchas las personas que han conocido en vida a ambos Papas, aún cuando es de Juan Pablo II de quien puede haber un número mayor de personas, entre otras cosas, por lo reciente que aún está su muerte, por el largo período de su pontificado, y por las varias visitas que realizó a España. No resulta fácil resumir aspectos y enseñanzas de ambos Papas, entre ellos, podríamos decir que Juan XXIII es reconocido por haber convocado el Concilio Vaticano II, por su encíclica sobre la paz (Pacem in terris, en español: Paz en la Tierra); Juan Pablo II, por sus esfuerzos en la aplicación correcta de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, sus numerosas encíclicas, sus frecuentes viajes nacionales e internacionales, su vida de entrega y de aceptación de la enfermedad hasta el heroísmo. Entre las muchas anécdotas que muestran la sencillez y el sentido del humor, podríamos seleccionar una de cada uno, por ejemplo, de Juan XXIII, después de ser elegido como Sucesor de San Pedro tuvo un primer gesto, subir el sueldo a los porteadores de la silla papal “porque yo peso casi cien kilogramos más que el enjunto Pío XII”; de Juan Pablo II, cuando la revista “Time” le nombró hombre del año en 1994, su portavoz le mostró la portada y el Papa le dio la vuelta. Otro de su asesores volvió a mostrársela y el Papa volvió a girarla. “Santidad, ¿no le gusta la revista?”, le preguntó. “Quizá —dijo el Papa— es que me gusta demasiado”. Pienso que la canonización de estos dos Papas resultará un gran bien para la Iglesia y la sociedad, y sus vidas, serán un estimulo para esforzarse por mejorar personalmente y ayudar a los demás.