Dos años de prisión a un cura por estafar a otro

Un cura de la capital de 73 años de edad ha aceptado hoy una pena de dos años de cárcel por estafar unos 44.000 euros a otro sacerdote,  un delito en el que también está implicada otra persona que  igualmente se conformó con otros dos años de prisión por estos mismos  hechos. 

    10 dic 2009 / 11:17 H.

    En el juicio celebrado hoy en la Audiencia Provincial de Jaén,  según fuentes judiciales consultadas por Europa Press, tanto el cura,  identificado como L.M.J., y el otro procesado, Juan Vicente E.C.,  aceptaron esos dos años de cárcel más el pago de una multa de 360  euros.  Inicialmente el ministerio fiscal pedía que cada uno de ellos  fuera condenado a seis años de cárcel por un delito continuado de  estafa, si bien en la vista el ministerio público retiró que el  delito fuera continuado al entender que podía suponer una doble  agravación por un mismo hecho y reclamó que cada uno fuera condenado  a dos años de prisión, calificación ante la que los procesados  mostraron su conformidad. 

    Todo el caso comenzó cuando el sacerdote procesado conoció al otro  acusado, de 48 años de edad, porque este último solía pedir limosna a  la entrada de una iglesia. En principio, se entabló una amistad entre  ambos en la que el sacerdote entregó dinero a este para ayudarle, tal  y como se informó desde la Policía Nacional cuando se detuvo en junio  del pasado año a los dos acusados.  No obstante, el sacerdote acabó entregándole prácticamente todo lo  que tenía --en el año 2000 llegó incluso a comprarle una casa-- y  acudió a la víctima, otro religioso que ha padecido varios ictus y de  79 años de edad, para pedirle también dinero con el fin de dárselo a  ese otro hombre, requerimientos a los que este accedió en diversas  ocasiones hasta que su familia se dio cuenta, según estas mismas  fuentes. 

    En concreto, fue una hermana de la víctima quien empezó a  investigar después de que en una ocasión en que su hermano estaba  ingresado en el hospital acudió el sacerdote allí para que la víctima  le firmara unos papeles. Ella le preguntó que para qué eran esos  documentos y al no obtener una respuesta del detenido inició  averiguaciones, con lo que se dio cuenta de que su hermano había  sacado de su cartilla más de 40.000 euros.