Dónde estaba Dios

Desde madrid. Ratzinger acaba de afirmar que renunció al papado “porque se lo dijo Dios”. Recordemos que el mismo Ratzinger se preguntó, ante el campo de  concentración de Auschwitz, “dónde estaba Dios” durante ese genocidio; cuando lo claro es que él mismo estaba entonces defendiendo, con uniforme militar y con un arma, al régimen hitleriano, hasta que lo apresaron los estadounidenses.

    30 ago 2013 / 07:49 H.

    Cabría, pues, con la misma lógica, preguntarse dónde estaba Dios cuando no le dijo que no debía aceptar el papado. Al tener ese currículo, y cuando tardó tantos años en decirle que dimitiera, mientras Ratzinger permitía que crecieran y se multiplicaran los peores escándalos de la Santa Sede, desde la pederastia clerical hasta la corrupción mafiosa de la banca vaticana. El colmo es que encima Ratzinger achaque de nuevo a Dios su huida ante la catastrófica situación de un Vaticano, de la que él era el máximo responsable. Decía el cardenal Newman que “la buena conciencia es la obra maestra del diablo”; y cuando tiene esa falsa conciencia y encima la exhibe para justificarse ante los demás un personaje bajo el nombre de Benedicto XVI, constituye el peor y más dañino ejemplo que puede intentar dar a los creyentes.
    Martín Sagrera