¿Dónde está la brújula?

Espero no incurrir en temeraria audacia si opino ante el lector anónimo que, los pobladores al sur de los Pirineos y al norte de Tarifa, los vivientes arriba y debajo de Despeñaperros, y así como si dijéramos, “toa” la península, y “totes” las ínsulas, Ceuta y Melilla “tamen”, por supuesto, e “nahiz eta” hasta Perejil y sus cabras, se hallan en confuso rumbo, a la deriva, como desnortados, sin confiar apenas en la solidez de los puentes que están cruzando, esos puentes sobre aguas turbulentas que se supone los hará pasar de una orilla oscura y sucia, a otra de renovada claridad y caminos desbrozados. Por utilizar un símil un tanto desmesurado, pienso que se le han dado demasiados palos al mulo, para que se levante y siga con la carga y a buen paso, sin mostrar cierto recelo y alguna que otra coz ante los hocicos del mal tratador. Han sido, y al parecer a corto plazo van a seguir siéndolo, años henchidos de despropósitos, de fatiga moral, de pérdidas esenciales y sustanciales, de revelaciones que nos muestran el lodazal donde estábamos y aún quizás estemos sembrando, años de injusticias y abusos que ahora en pocos meses y con fines espurios se intentan justificar o camuflar.

    12 nov 2015 / 10:43 H.

    Hasta es agotador y casi improcedente volver a desgranar este rosario de males, sin llegar a poder aportar una solución medianamente viable ante tamaño desbarajuste, ante tanta insania. Estoy seguro que a la mayoría de la gente de Jaén y por supuesto a los escribidores en este periódico nos gustaría hablar de las bondades y deslumbrante porvenir de nuestros aceites, de la majestuosa naturaleza que atesora la provincia, opinar y calibrar sobre cuando y quién, y si ha merecido la pena darle un chispazo al tranvía que pusimos en el trastero antes de usarlo, o saber que no tenemos que esperar la reencarnación de los íberos para que abran ellos mismos la puerta de su museo, y alguna vez poder anunciar que estamos abandonando los primeros puestos del desempleo y los últimos en infraestructuras. Pero asumiendo la realidad y por sentirme algo, me siento antes español que charnego y por no sentir, no me siento ni las piernas.
     Juan del Carmen Expósito Moreno