Dios tiene nacionalidad
POR nuria lópez priego
Seis años median entre Luna de Avellaneda y la oscarizada El secreto de sus ojos. Ambas tienen el sello del cineasta argentino Juan José Campanella. Las dos son un derroche audiovisual de sensibilidad y de inteligencia, aunque sólo la última haya merecido la estatuilla dorada a la Mejor película extranjera.
Seis años median entre Luna de Avellaneda y la oscarizada El secreto de sus ojos. Ambas tienen el sello del cineasta argentino Juan José Campanella. Las dos son un derroche audiovisual de sensibilidad y de inteligencia, aunque sólo la última haya merecido la estatuilla dorada a la Mejor película extranjera.
El secreto de sus ojos es el encumbramiento de Campanella. Es esa cinta redonda, absolutamente perfecta, que ansía cualquier realizador. Una obra maestra en todos los sentidos.
Es apabullante, absorbente, sorprendente, clásica con efectos visuales absolutamente modernos y arriesgados y es el último escalón en la brillante y siempre interesante carrera cinematográfica de Campanella. El último peldaño de una escalera que, ojalá, sea siempre ascendente y jamás definitiva. Ojalá el argentino no pierda de vista los primeros pasos: A ese chico que gritó puta (The boy who cried bitch, 1991) que casi le valió el primer Oscar de su filmografía ni esa Luna de Avellaneda. Esa oda al romanticismo que, en la línea de las películas del también bonaerense Adolfo Aristarain, significa mantenerse fiel a uno mismo y a los ideales por encima de todo. Ese ejemplo de dignidad tan lejano algunas veces, sobre todo, cuando la tentación del dinero y la especulación acechan a la vuelta de la esquina, y el individualismo que propugnaba Henry David Thoreau ha asesinado cualquier acción colectiva.
Aunque, supuestamente, Luna de Avellaneda es una cinta “menor” dentro de la trayectoria fílmica de Campanella, es la base en la que se forjaron los planos de detalle, las perspectivas tan personales que han catapultado al Olimpo de los cineastas a Campanela. Es el calor en el que se ha forjado el demiurgo del cine del siglo XXI. Un dios que tiene nacionalidad y es argentina.