Despedida al sacerdote de San Félix de Valois

Cientos de fieles acudieron ayer, puntuales, a la iglesia de San Félix de Valois a orar por el alma de su presbítero. Antonio Palomares Fuentes, adscrito a la parroquia del Gran Eje, falleció el viernes al ser atropellado frente al templo, al que iba a oficiar misa. Tenía ochenta años y el obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, junto con más de medio centenar de religiosos, celebraron un funeral en el que estuvo muy presente toda una vida dedicada al servicio de Dios.
“Sus manos fueron ungidas para bendecir y perdonar”, manifestó Del Hoyo al final del acto, en el que hizo hincapié en su labor como “administrador de los misterios de Dios”. Expresó también su gratitud por la labor desempeñada por el fallecido al servicio de la Iglesia.
El féretro llegó al templo casi media hora antes de la hora prevista para el funeral. Hasta las diez y media, los más de cincuenta religiosos, en un perfecto semicírculo en torno al cuerpo del sacerdote, oraron por su alma. En ese tiempo no dejaron de sonar las campanas que llamaban a los fieles a rezar por el fallecido. Sus familiares acompañaron al desaparecido durante toda la misa y ocho sacerdotes, a quienes siguió la multitud reunida para rendir a Palomares el último adiós, lo sacaron a hombros del templo.
El féretro fue trasladado después hasta Santiago de la Espada, municipio en el que nació el cura en 1930. Sus paisanos acudieron a una segunda eucaristía en su honor. También en su pueblo natal fue enterrado.
La Policía Local mantiene abierta una investigación para intentar aclarar las causas del accidente mortal.