Desnudos ante Hacienda, del Blog Palabra Perdida

Desde chico Hacienda es un monstruo de siete cabezas. Un ente perverso que cuando llegaba el calor ponía a la familia en ebullición en busca de los papeles perdidos, empeñados estos en desaparecer de la carpeta azul de gomas que ponía “Renta”. Zafarrancho casero y la cita con el inspector cada día más cerca. No quería estar en el pellejo de mi padre en tan difícil trance, pendiente del último documento antes de la fatídica cita con aquella agencia tributaria, donde había gente de carne y hueso que sabía de números, alucinaba.

    19 jun 2013 / 09:38 H.

     El mal trago previo era evidente, al margen del resultado. Además escuché relatos, salpicados de improperios, en los que se narraba cómo el tribunal inquisidor se cebaba con el trabajador.  La nómina —aprendí después— es un desnudo integral,  como si entraras a la oficina en pelota, nada se esconde, todo está a la vista. También constaté que el tamaño importa... A mayor fortuna aumentan, exponencialmente, las posibilidades de escapar al cerco. Fórmula Bárcenas podríamos denominarla. Ese ser superior, ese alpinista de las finanzas, al que la declaración le salía a devolver. Si todavía tendremos el valor de meterlo en chirona, a este paso corremos el riesgo de perder una generación entera de listos en la trena. Francamente, nuestra marca España no se puede permitir que tanto talento quede desaprovechado. Urdangarin, Díaz Ferrán, nuestro Lanzas, gente dotada para la evasión, para amasar fortunas con el sudor de otros, magos de las cuentas. En esto aparece Messi, acusado de defraudar 4,1 millones al fisco y algo no me cuadra. Talento puro con el balón, pero horchata en vena fuera del campo. Pero, claro, inteligente, sabe delegar. También influye mucho el no tener “temor de Dios”, si, al final, le pillan siempre podrá pagar. Cuestión de cartas marcadas. A mí, por el contrario, me sigue imponiendo respeto el ente,  no me creo lo de “Hacienda somos todos”, tengo sudores fríos  cuando recibo el mensaje en el móvil de que ya está el borrador. Y entro por la puerta desnudos como estamos.