Desengaño institucional

Desde TERRASA Lluis Vinuesa Serrate. Quien ose decir que las corrupciones dejarán de ser, una vez se hayan acordado los pactos, leyes o acuerdos entre partidos políticos, y llevar un control exhaustivo de todos los movimientos del poder, con la noble finalidad de sanearlas y hacerlas parte de un desconcertante y no deseado pasado, se equivoca de todas todas, por no ser realista del instinto natural de la especie humana, yendo a caer de nuevo en los engaños que siempre han existido desde que el mundo es mundo, y volverá a padecer los vaivenes de la imperfección evolutiva que protagonizan, sin lugar a dudas, los políticos y el actual sistema capitalista, muy a menudo calificado por la opinión pública, en franca decadencia endémica. Las cosas no van a cambiar por sí solas, ni por las regeneraciones del poder, porque éste miente por sistema y se vicia eróticamente de la impunidad de sus innobles acciones chovinistas para beneficio propio, sin temor a perjudicar a quienes les dan vida, que son las sociedades trabajadoras, víctimas involuntarias de unos haceres nada ejemplarizantes y sí condenables a su autodestrucción. No voy a pecar de un excesivo pesimismo pero sí del realismo que fuerzan los hechos que todos estamos viviendo, y de ahí cabe deducir que esta crisis va para largo, porque no saben más, y habrá que estar mejor preparados para lo que aún se nos viene encima, y esperar, eso sí, con mejor mentalidad práctica, obrar en justicia ante las urnas, si antes no conseguimos modificar los actuales comportamientos de nuestros gobernantes y oposiciones políticas de este momento. Preparémonos para responder con conocimiento de causa, a todas las agresiones sociales que quieren infringirnos y hagamos que nuestra voz, la del pueblo, se oiga en toda Europa, que es la que realmente se pretende que nos comprenda mejor.

    21 feb 2013 / 15:37 H.