Derrota sin paliativos para los socialistas de Touriño en Galicia
El PSOE gallego ha perdido las elecciones y la derrota es un fracaso para su política en los últimos cuatro años. Los gallegos han castigado el pacto con el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y dejan a la izquierda en la oposición los próximos cuatro años. Emilio Pérez Touriño ha anunciado su dimisión y se abre una nueva etapa lejos del poder, donde se instalará, como venía siendo costumbre desde el surgimiento de la España de las autonomía, el Partido Popular.
El Gobierno bipartito no ha calado en los ciudadanos o no ha sabido trasladar a sus convecinos su gestión y han sido desalojados de forma fulminante en las urnas, dando a los populares de Alberto Núñez Feijóo una mayoría absoluta impensable hace tan sólo un mes. Se podrá decir ahora que la campaña del PP, especialmente en Ourense, con un presidente provincial y a la vez un presidente de la Diputación, José Luis Baltar, que tiene contratados en un teatro de 3 puertas a 33 porteros (por citar un ejemplo), ha sido durísima, con ataques personales. Cierto, nunca se debe traspasar esa línea, pero también es cierto que una buena gestión, bien vendida y bien percibida por los ciudadanos hubiese acallado esas “canalladas” del sector más derechista del Partido Popular gallego, que no casa con el perfil más técnico y moderado de Feijóo. A él corresponderá ahora renovar las estructuras de un partido que está siendo remozado al revés, desde arriba, con Rajoy al frente.
Por contra, el fracaso socialista en Galicia se compensa con el avance importantísimo en Euskadi. Por primera vez en democracia, hay mayoría de partidos no nacionalistas en el Parlamento y al candidato del PSOE en el País Vasco, Patxi López, corresponde asumir la responsabilidad de desbancar a Juan José Ibarretxe del poder, que no al PNV, porque cualquier quiniela debiera tener a los nacionalistas como compañeros de viaje, dado que han ganado las elecciones.